InicioSeriesAnálisis de Miércoles (Wednesday): Temporada 1. Visualmente deslumbrante pero sin mucho...

Análisis de Miércoles (Wednesday): Temporada 1. Visualmente deslumbrante pero sin mucho humor ni sorpresa.

Finalmente ha arribado a Netflix el esperado estreno de Miércoles (Merlina para Latinoamérica), serie creada por Alfred Gough y Miles Millar que, en el primer desembarco de Tim Burton en tres décadas para medio televisivo o streaming, es spin-off de la clásica y entrañable serie La Familia Addams… ¿Pero lo es realmente?

No saben con cuánta expectativa aguardaba el estreno de esta serie. Pueden comprobarlo echando ojo a los distintos artículos que le he venido dedicando desde que se anunciara hace ya más de dos años y con cada nuevo tráiler. De no haber mediado ello, quizás mis impresiones tras ver en Netflix la primera temporada de Miércoles serían otras, pero no nos adelantemos y veamos de qué va la cosa…

Para empezar, la serie tiene como showrunners a Alfred Gough y Miles Millar, lo cual no es poco considerando que se trata de la dupla responsable de Smallville (aquí mi artículo por los veinte años de la serie) y del guion de Spider-Man 2, mejor película sobre el arácnido hasta la fecha (aquí nuestro retro-análisis). Y si con eso no fuera aun suficiente, tenemos a Tim Burton dirigiendo la mitad de los ocho episodios que componen esta primera temporada.

¿El resultado? Pues a decir verdad, me ha dejado gusto a poco en relación con las altas expectativas que traía o con lo que La Familia Addams representa para mis años de infancia. Pero hablemos primero de la historia…

Muchacha Difícil…

Miércoles y Pugsley (Merlina y Pericles para Latinoamérica) son los ya adolescentes hijos del matrimonio Addams que asisten a un colegio muy correcto y conservador, tanto que se llama Nancy Reagan, buen detalle hilarante para comenzar. Como es casi regla, sufren bullying por parte de los clásicos e insoportables acosadores que les ven como “bichos raros”, situación a la cual la muchacha decide poner coto arrojándoles pirañas a la piscina.

El líder de ellos sufre el destino de Osiris con el oxirrinco y, como bien dice luego Miércoles, ya no podrá procrear (en ello Osiris le aventaja). La escuela no tiene más remedio que expulsar a la joven y sugerir a sus padres una institución especializada.

Así es cómo Morticia, junto a su esposo Gomez (Homero para Latinoamérica), la llevan a Nunca Más, internado para adolescentes difíciles cuyo nombre remite a la sentenciosa frase del cuervo en el célebre poema de Edgar Allan Poe. No es cualquier lugar: ellos han asistido allí en sus años mozos y fue, de hecho, donde se conocieron. Y en las cercanías hay una pequeña localidad llamada Jericho en la que funciona una comunidad puritana que, diciendo descender de los primeros colonos, rinde pleitesía a su fundador Joseph Crackstone (imposible no asociar con Joseph Smith), al cual parece que ya en aquel momento no le caían bien los excluidos y marginales del tipo que hoy puebla Nunca Más.

La convivencia es complicada, ya sea con el personal o el resto de los alumnos. La directora a cargo es una mujerona llamada Larissa Weems que, interpretada por Gwendoline Christie (Brienne en Juego de Tronos, ¿la recuerdan?), tiene como principal obsesión cuidar la imagen del lugar. La secundan la psiquiatra Valerie Kinbott (Riki Lindhome) y la profesora de ciencias Marilyn Thornhill, con especial afición por las plantas carnívoras e interpretada por Christina Ricci, quien diera justamente vida a Miércoles tres décadas atrás en las películas de Barry Sonnenfeld (aquí el retro-análisis de la primera a cargo de un servidor).

Si con ellas es difícil para Miércoles congeniar, no lo es menos con sus propios compañeros, que también están allí por conductas problemáticas. Enid Sinclair (Emma Myers) es quien inicialmente comparte cuarto con ella, pero por mucho que se esmere en establecer vínculo, Miércoles no se lo va a poner fácil.

miercoles las cosas felices.17

Más difíciles aun son las cosas con Bianca (Joy Sunday), reina del instituto y especialista en esgrima, aunque con el tiempo se irán limando asperezas con ambas.

Pero no se trata solo de jóvenes con conflictos, sino que hay más: Enid, por ejemplo, procede de una familia de licántropos que esperan de ella que se “enlobe” de un momento a otro; Bianca, en tanto, viene de una de sirenas, lo cual termina siendo casi intrascendente al no haber mar en las cercanías. También hay un joven con poderes de telekinesis y otro capaz de controlar a las abejas.

No faltan, por supuesto, los que le arrastran el ala a Miércoles y que, en general, son casi tan freakies como ella. En particular, la competencia se da entre Xavier Thorpe (Percy Hynes White) y Tyler Galpin (Hunter Doohan), este último hijo del sheriff local. Tampoco ellos tienen suerte en sus acercamientos, pero su presencia da a la historia un toque de iniciación adolescente que atrae justamente a ese público…

Miércoles es incapaz de expresar emociones. Por un flashback, nos enteramos que ello se originó cuando un grupo de niños le mató el escorpión que tenía como mascota. Ese día lloró, pero decidió que ya no volvería a hacerlo y desde entonces reprime toda emoción. Por otra parte, viene sufriendo traumáticas visiones que se le presentan especialmente cuando toca a algo o a alguien, las cuales, se enterará luego, también padecía su madre.

En las cercanías del lugar se están produciendo una serie de desapariciones o crímenes sobre los que la directora intenta arrojar un manto de ocultamiento y en todos ellos parece estar involucrada una terrorífica criatura. Dada la afición de la joven por escribir relatos policíacos, ello le deviene en particular interés en descubrir qué hay detrás de tales hechos, al punto de que esa obsesión se convertirá en su principal aliciente para seguir en el instituto.

Estética y Personajes

Desde el momento en que Miércoles es dejada por los Addams en el internado, su comunicación con la familia queda interrumpida y no solo en cuanto a la trama, sino al concepto mismo de la serie que, a partir de allí, tiene muy poco que ver con La Familia Addams. Casi pareciera que el dejarla allí es una forma de llevarla a un ámbito que nos haga olvidar del anterior y arrojarnos hacia un pastiche de Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina mezclado con Enola Holmes y algún toque de Harry Potter. Se trata de una historia detectivesca sobrenatural de tono adolescente en la cual toda filiación con lo que antes sepamos sobre los Addams pasa a ser superflua.

No es novedad que Burton se despegue de las historias originales para abrir su propio camino y de hecho es lo que le ha encumbrado allá por los noventa, pero esta vez hace añicos esencia y rumbo para contarnos solo la historia que le interesa.

Y no es que tampoco lo haga de modo original: sociedades secretas, bibliotecas ocultas, libros con saberes perdidos, personajes que desconocen su propio pasado, triángulos amorosos, en definitiva todos los lugares comunes de este tipo de historias. Los Addams acaban así siendo un simple señuelo para camuflar otra serie más de las que tanto abundan.

Desde ya que la estética es maravillosa e impactante. El tono oscuro que impregna a cada escena, la niebla lejana en los bosques, los portones de reja art nouveau: todo se ve muy “burtoniano”. Y a ello debemos sumar los increíbles planos, encuadres, flashbacks u homenajes a títulos cinematográficos clásicos como Carrie (en la escena de la fiesta), Harry Potter (con la competencia de canoas entre las distintas “casas”) o Nosferatu (cuando la sombra del monstruo o “hyde” avanza ominosa por las escaleras).

miercoles las cosas felices.21

La escenografía, bien gótica, no se queda atrás, como tampoco los vestuarios a cargo de una especialista de larga trayectoria como Colleen Atwood, vinculada de hecho a la mayoría de las películas de Burton. La música no va en zaga y no puede ser de otra manera al estar involucrado Danny Elfman, compositor del tema principal (magnífica la apertura, por cierto) y coautor de la banda sonora general junto a Chris Bacon. Asimismo, se cruzan por allí versiones en cuerdas para clásicos de Rolling Stones, Fleetwood Mac o Metallica.

El problema es el relleno de todo eso y lo poco que tiene que ver con los Addams: de hecho, Morticia y Gomez desaparecen muy pronto de escena para reaparecer esporádicamente cada vez que su hija cause problemas. ¿Y han estado involucrados en un episodio de asesinato? Eso sí que es novedad…

Catherine Zeta-Jones compone a una convincente Morticia (no sé si sirve de algo, pero cuenta con el mismo apellido que la actriz de la serie original), a la que reconocemos en algunos gestos clásicos como cortar las rosas para dejar las espinas: no sería Morticia si no lo hiciera…

Distinto es el caso de Luis Guzmán en el papel de Gomez. Quizás se parezca más que ningún otro al personaje original de los cómics creados por Charles Addams (recordemos que en las viñetas la familia no tenía apellido y fueron después bautizados en tv con el de su creador), pero está lejos del carácter encendido, histriónico y alegremente desquiciado que exhibían John Astin (inigualable) o Raúl Juliá. Por el contrario, mantiene un perfil más apagado y depresivo, en tanto que cuando quiere demostrar emociones, sus gestos recuerdan más al Corleone de Marlon Brando que a cualquiera de los antes mencionados (¿influencia de Narcos?).

En cuanto al resto, Lurch (Largo para Latinoamérica) solo aparece al principio y al final de la temporada: lejos del aspecto cadavérico que caracterizaba a cualquiera de sus anteriores encarnaciones, parece un chofer ordinario (solo le vemos en ese rol) y a lo sumo un poco alto. Aporta tan poco que ni siquiera tiene sentido mencionar al actor. Un desperdicio…

Pugsley (Isaac Ordóñez) es otro que aparece con cuentagotas : tras el episodio de las pirañas, no volvemos a tener noticias de él hasta bastante más tarde y solo fugazmente, sin que se nos explique qué ha pasado o cómo se las apañó tras los sufridos hechos de bullying. De la abuela ni noticias (¿habrá fallecido?), como tampoco del primo Eso (Tío Cosa para América Latina).

Quitando a la propia Miércoles, el personaje clásico con más presencia es Cosa (Dedos para América Latina), la incorpórea mano que le oficia a la joven como asistente o espía durante su estancia en Nunca Más (ella se niega a verlo como mascota). A diferencia de la serie original, no está encerrado en una caja ni en un buzón, sino que se desplaza por todas partes caminando sobre las yemas de los dedos en una versión más semejante a las películas de los noventa.

El Tío Fétido (Tío Lucas para Latinoamérica) aparece recién en el sexto episodio y es uno de los que más convence, aunque nos deja con ganas de más. Fred Armisen rinde claro tributo al Fétido de Jackie Coogan: hasta tiene el mismo tono de graznido de cuervo y si bien no enciende bombitas con la boca, sí demuestra habilidades eléctricas que le permiten incluso revivir a alguien mejor que cualquier desfibrilador (no diré a quién). Y a pesar de todo ello, no cae en la copia burda y construye un personaje propio que termina incluso aportando un dato clave para la resolución de la trama. Una pena, repito, que no aparezca más: otro desperdicio…

miercoles las cosas felices.15

La Evolución de Miércoles

¿Pero qué pasa con Miércoles que es, en definitiva, el personaje en torno al cual gira todo? Sería interesante en este punto hacer un recorrido por la evolución que el mismo ha tenido a través de sus diferentes encarnaciones en pantalla. En ese sentido, la Miércoles de Lisa Loring, en los sesenta, era una niña de semblante triste pero querible y no muy diferente de cualquiera de su edad, salvo que le gustaba criar arañas o decapitar muñecas con una guillotina (faena que, de todos modos, delegaba en su hermano Pugsley).

Cuando el personaje cayó, en los noventa, en manos de Christina Ricci, la tristeza dejó más bien lugar a la hosquedad y el sarcasmo, acentuándose así el carácter gótico junto a un fuerte rechazo por la sociedad y sus convencionalismos. Detesta por igual a los villancicos, los niños scouts y los campamentos, todo lo cual se ve acentuado en la segunda película al tomar su personaje un lugar más protagónico. Puede ser vengativa, sádica y cruel, aunque nunca la vemos llegar a las últimas consecuencias; rocía con nafta a su antagonista y enciende un fósforo, pero no sabemos más: es así cómo funciona en general el humor negro…

Si tengo que asociar a Jenna Ortega con una de las dos, es indudablemente con la segunda. Sombría, sarcástica y desconfiada, su personaje remite claramente al de Ricci (y especialmente en la segunda película), solo que en clave más adolescente que infantil. Y por mucho que la joven actriz diga que ha evitado pedirle consejos para así poder construir con más libertad un personaje de peso propio, difícil es creer que no la haya usado como inspiración. Por cierto, el confrontar a las dos Miércoles es una idea genial, pero lamentablemente no está explotada en todo su potencial…

miercoles las cosas felices.22

Ortega está muy bien en el papel, sobre todo considerando la cantidad de primerísimos planos a que la someten, en parte como consecuencia del poco desarrollo que tienen los personajes secundarios a su alrededor. Enid, por ejemplo, es interesante, pero está débilmente esbozada. Claro que siendo una historia detectivesca en que a la larga tendremos que averiguar quién es el asesino (o el monstruo), ese pobre tratamiento es en parte intencional: no quieren que conozcamos demasiado a los personajes secundarios para no darnos pistas. Pero en el género policíaco, ¿no es eso hacer trampa? Habría que preguntarle a Agatha Christie

La Miércoles de Ortega exacerba y lleva a límites escabrosos las clásicas rebeldías de la adolescencia. Escribe relatos policiales y sabe kung-fu (en la serie escribía poemas y practicaba judo); reniega de lo nuevo y, como tal, se vale de una máquina de escribir mientras escucha en un gramófono a Satie o a Édith Piaf. Toca además el chelo y tiene destrezas de baile (otro punto en común con la serie, aunque allí hacía danzas clásicas), lo cual se ve reflejado en una escena que se ha convertido en tendencia por las redes sociales, pero sinceramente no entiendo por qué…

Balance de Temporada

Decía al comenzar el artículo que tenía puestas muy altas las expectativas con respecto a esta serie y quizás ello explique mi desencanto. Pero al pensarlo bien no sé por qué las tenía tan altas: si era por Burton, creo que ya es hora de asumir que lleva décadas de decadencia desde su última gran película, que fue Big Fish, en 2003. Y si había alguna esperanza de que revirtiera su caída, ya Dumbo debería haberme servido de escarmiento (aquí nuestra crítica).

Miércoles es una serie que fracasa en dos cuestiones: no rinde homenaje a la historia clásica ni tampoco propone algo original para apartarse de ella, sino que cae en fórmulas manidas de series adolescentes sobre misterios sobrenaturales. No está mal para otro tipo de propuesta, pero los nombres involucrados hacían esperar algo diferente o innovador. Y tampoco sé si es correcto decir que “fracasa” porque la sensación es que no se propuso ser otra cosa que lo que es, aunque ello no sea decir mucho…

Es cierto que los dos últimos episodios ponen algo de adrenalina al ir las sospechas pasando de uno a otro, pero tampoco es que la resolución sea tan sorpresiva y menos todavía si, como hemos dicho, se nos escondieron características de los personajes secundarios para que no fuéramos capaces de inferir nada.

El elenco, en general, está bien, como también los efectos visuales, así que si la serie es encarada para ver un producto entretenido o un espectáculo visual en el que quede uno subyugado por cada cuadro, seguramente podrá ser disfrutada pero, ojo, hay que olvidarse de todo lo que sepamos de los Addams, lo que, al menos en mi caso, me cuesta horrores, pues han utilizado sus nombres y su historia base.

El humor, que estaba indisolublemente ligado a ellos, es aquí esporádico y va perdiendo sorpresa a medida que la serie avanza. Puede dibujarnos alguna sonrisa el oír a Miércoles alguna frase o anécdota que se cierra de manera incorrecta o diferente a como esperaríamos, pero para la tercera o cuarta vez que ocurre, pasa a ser ligera mueca y ya después nada.

Puede parecer menor, pero ni siquiera han echado gran mano del clásico leitmotiv o del doble chasquido. Ocupan solo dos segundos de cada episodio al final de los créditos y, en el caso particular del chasquido, cumple en algún momento función de “ábrete sésamo” o es utilizado por Cosa para llamar la atención de Miércoles. Y nada más: qué pena desperdiciar tan maravilloso guiño a quienes crecimos con los Addams.

¿Habrá segunda temporada? La sensación es que sí y más todavía considerando que quedan algunas cuestiones sin respuesta y que Miércoles coloca un signo de interrogación al escribir “the end” en el cierre de su libro. De ser así, veremos qué nos deparan y la propia Ortega ha manifestado que le gustaría que la serie se volviese más oscura. Lo sabremos llegado el momento…

Hasta la próxima y sean felices…

 

P.D.: En este artículo he mencionado a Fleetwood Mac y apenas terminar de escribirlo me cae la noticia de la muerte de Christine McVie.  La canción que, con arreglo de cuerdas, suena en esta serie es justamente Don´t Stop, de la cual es la autora.  No podía dejar pasar entonces la oportunidad de dedicar el artículo a su memoria y decir gracias por tanto…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
ARTICULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimos artículos

Comentarios recientes