Crítica de Warcraft: El Origen. Fantasía con prisa para los más fanáticos

Las adaptaciones de videojuegos son tareas extremadamente difíciles, de eso no hay duda. Aunque parece que el comic ha aprendido a abrirse camino con todas las de la ley, las historias basadas en videojuegos han tenido muchos más problemas en ser recibidos positivamente. Encargarse de tal empresa no es fácil y los fans son lapidarios con éstas adaptaciones. Hoy os hablamos de si ésta lo ha logrado.

Allá por 2006 los innumerables fans del mundo de Warcraft recibieron la emocionante noticia de que el videojuego al que tantas horas echaban vería plasmados sus personajes en una película de imagen real. Warcraft es un videojuego de estrategia del año 94 que debido a su extraordinaria recepción logró -y sigue cosechando- numerosas secuelas, expansiones e incluso un juego de cartas. Sin embargo, a pesar de la noticia, el proyecto hubo de retrasarse varios años adelante. La aparición de El Hobbit como próximo competidor y otros problemas provocaron que su rodaje se retrasara hasta 2014 y, aunque su fecha de lanzamiento era para finales del 2015, otro retraso -la competencia con el estreno de Star Wars: El Despertar de la Fuerza, básicamente- derivó en que su estreno tuviera lugar a mediados de este año.

En cualquier caso, y a pesar de los malos presagios, las expectativas eran buenas: el director y co-guionista, Duncan Jones, tenía a sus espaldas una pedazo de obra de ciencia ficción como lo es Moon. Si esto fuera poco, los otros encargados del escrito eran Charles Leavitt, que firmó el de Diamantes de Sangre, y Chris Metzen, el principal creador y escritor de los famosos universos de la compañía de Blizzard: Starcraft, Warcraft y Diablo, nada menos.

Para resumir rápido, Warcraft: El Origen se basa precisamente en la historia inicial de Warcraft: Orcs & Humans, donde el reino de Stormwind se ve amenazado por la invasión implacable de los orcos del clan del Lobo Gélido, que han llegado allí a través de un portal mágico. Si queréis detalles de personajes y otros datos, os recomiendo éste artículo de mi compañero Miguel, donde os cuenta todo, todito. A mí me ha venido de perlas para saber de qué va todo antes de ver la película, ya que yo, a pesar de estar más o menos al tanto de cómo va el juego, jamás he jugado ni sé nada de su historia. De ahí el formato de ésta crítica.

Warcraft: El Origen es inmensa. Pero a la vez, es muy pequeña. Y es muy entretenida, pero a la vez nos provoca bostezos. Todo el universo está desarrollado con detalle y grandeza, pero a la vez da la sensación de que las cosas pasan siempre en lugares estrechos. Pocas veces he tenido esa sensación tan contradictoria en el cine de que una película me está gustando, pero no. La conclusión a la que he llegado es que está hecha como con prisa, prisa de que las cosas sucedan, aunque sea de forma descuidada y por tanto el desarrollo general se tuerce.

El guión procura ser épico pero al final tropieza con tópicos clásicos de la acción y la fantasía, previsibilidad a raudales y poca empatización con los personajes cuya desaparición o muerte, pues las hay, nos resulta casi banal. Y, sin embargo, hay detalles que sorprenden o recursos que, de forma de haberse explotado mejor, podrían mejorar enteros el conjunto del film, probablemente recursos que proceden del inmenso y rico mundo del juego en que está basado. El hecho es que la historia es muy sencilla, pero con la aproximación adecuada se podría sacar mucho de ella. El problema es que cae en lo fácil y lo rápido.

Muchas situaciones ocurren de maneras tan absolutamente convenientes y simples que rozan la ridiculez, ya sea porque la forma de filmarlo no impacta (a veces los escenarios no CGI resultan algo falsos) o porque a veces los personajes parecen fuera de su papel. Las reuniones del Rey parecen más unas cañas y tapas en el bar de Los Serrano que algo magno y digno del dirigente de un vasto reino. Probablemente el orco Durotan, jefe del clan del Lobo Gélido, sea con diferencia el mejor personaje de toda la película. Anduin, a pesar de llevar la batuta, se queda a medias; Medivh resulta cuanto menos incoherente, pues sus razones y problemas se nos explican de forma tan sesgada que casi nos resulta una incógnita en todo lo que hace o pretende. Es aquí donde el fanático conocedor de su historia sabrá donde no perderse y qué motivos mueven a sus personajes, donde el fanático disfrutará realmente del film y el resto nos perdemos.

Por otro lado, hay que admitir que el despliegue de territorios, personajes, elementos mágicos, inventario y criaturas es realmente impresionante y da verdadero juego. Mientras veía la película me quedó claro que me he perdido muchos detalles que un jugador verá al momento, todos precisamente relativos a éstos elementos. En lo relativo al aspecto general, aunque el CGI no es de lo mejor que he visto es cumplidor, a excepción de los rostros de los orcos principales, que resultan particularmente magníficos. De la acción se puede decir lo mismo.

Warcraft: El Origen es un film que será definitivamente para los más fanáticos. El resto lo disfrutaremos a ratos y a otros no, porque a ratos resulta sorprendente y a otros de una mediocridad inexplicable para el resultado que se podría haber logrado. Preparaos, porque el final queda extremadamente abierto para próximas secuelas. A ver si para las próximas toda la sala disfruta el 100% de la película.