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157 fantásticas ideas para la nueva (y fantástica) generación de videojuegos

Bienvenidos fans de los videojuegos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.

Espero, amado lector, que sigas vivo. O que ya muerto puedas seguir leyéndonos. Aquí somos de mentalidad abierta en lo de recibir elogios y abrazos, casi tanto como nazistas en lo de no recibir aplausos acríticos. En todo caso vivimos en una época aburrida, sin incertidumbre de ningún tipo. Una época que está siendo pilotada, casi sin excepción, por valientes líderes de opinión, visionarios gestores y un abundante fomento del pensamiento crítico que nos previene de sectarismos o conductas cerriles. En este panorama falto de interés lo lógico es el suicidio, pero gracias a los dioses tecnológicos (y al coleccionismo de billetes) vamos a tener otra generación de consolas.  Y de videojuegos. Incluso puede que de personas. Dormir, tal vez soñar, quizás follar.

Lejos de nuestra intención está ponernos a juzgar la obsesión de la prensa por los nanosegundos que tarda más una consola que otra en encenderse, por poner un ejemplo. Entendemos que ese debate es absolutamente trascendental en tu vida: unos segundos más o menos es lo que puede hacer que se te ocurra la idea que te convertirá en millonario. Es decir, en un auténtico ciudadano con plenos derechos. Es muy importante el debate y todas las horas y videos dedicados nos parecen pocos. El hecho de que aún no sepamos qué grandes diferencias jugables posibilitan las nuevas consolas respecto a generaciones anteriores en base a su arquitectura es algo que de irrelevante que es nos da risa: jajaja. Nos da igual seguir jugando en 2020 a juegos con la inteligencia artificial del Metal Gear Solid 2 del año 2001. Venga otro vídeo de cargas rápidas desde la pantalla de título, oh, sí, nena.

Como no podemos más que desear que todo vaya bien encarrilado para no aumentar la tasa de suicidios o el aumento de audiencia del ciclismo creemos necesario hacer una lista de cosas. Cosas de videojuegos. Cosas que pueden mejorar aún más los videojuegos. Además, las listas en los escritos por internet tienen mucho público, poner numeritos atrae más tráfico y todos somos más felices.

1-Más videojuegos post-apocalípticos

Hace mucho que no vemos juegos ambientados en entornos postapocalípticos. Ni series. Ni películas. Ni juegos de mesa. Yo en concreto ayer salí a comprar al supermercado y tardé casi cinco minutos en tropezarme con uno. Estaba en el suelo, solo, gimoteando, poniéndome ojitos de estar abandonado por el universo. Me lo tuve que llevar y jugarlo. Era horrible. En la caja había frases nunca leídas en los 15 minutos previos al suceso. “Supervivencia”, “apocalipsis”, “decisiones morales grises”, “no hay bien ni mal”, “quien no entienda que esto es el fin del mundo que se aparte y no estorbe”, etc.  Hemos llegado a un punto que no deberíamos consentir que alguien puede bajar con la rueda del ratón 5 segundos en una página de videojuegos sin que aparezca una cuota mínima de 37% de juegos apocalípticos. Tampoco deberíamos consentir juegos que se salgan de la famosa escala de grises, a ver si en una de esas descubrimos que por más que los grises sean muchos con sus grados resulta que sí que existen el blanco y el negro. Están ahí, en las esquinas. Míralos. Hay quien los saca a pasear y hace cosas medio bien, pero que nadie se aparte del sagrado camino: ceniza, bajonas y demás. Ni se os ocurre meter algo mínimamente alegre.

2-Más polémicas pseudo-políticas y mejor rentabilizadas

En el mundo real prácticamente nadie nos acabamos los juegos. Siendo como es una práctica que requiere mucho tiempo y viviendo en una época que vamos a pagar morteradas por ahorrarnos 5 segundos de carga el espíritu de los tiempos está clarísimo. Hay que jugar a muchas cosas poco tiempo, hacer memes, subir gifs y a seguir estando en la cresta de la ola de novedades. En esa ola sólo se puede estar superficialmente: ir por debajo de una ola mucho rato intuimos que muy bueno para la salud no puede ser. Es por eso que hay que subirse a todo carro político, identitario, filosófico o culinario que tenga que ver con los videojuegos.

Así debería darse por descontado que toda campaña de publicidad del videojuego que ha costado dos piscinas llenas de billetes de 500 euros debería ir enfocada por ahí. Es decir, cosas como “este juego está pensado para jugarlo con una sola mano” (frase ya usada, pero magnífica), “nuestro videojuego es para hombres heterosexuales con la sangre caliente y la boina enroscada cuyo único conocimiento del género femenino sea los contactos no incestuosos con su madre” o “nuestra creación quiere dar visibilidad a toda la gente discriminada del multiverso, desde la veloz gacela al poderoso antílope. No admitimos preguntas explotación laboral en nuestra compañía, gracias”.

Pollos, gente en redes sociales dándote publicidad gratis, hilos eternos de gente diciendo cosas superenfadada porque un videojuego es la antesala al apocalipsis (¿veis? ¡por eso necesitamos también más juegos sobre el tema! ¡el Pueblo lo demanda!). Esto ya pasa, pero habría que institucionalizarlo. Es decir, el videojuego saca una versión beta, hay gente que la prueba. En paralelo hay una fase de beta_1, en la que todo el mundo espera de qué palo irá la polémica política, que damos por descontada. Pasamos así a una fase de 2 meses que llamaremos beta_2, en la que la gente podrá pegarse por la polémica política (sin hablar en ningún momento y bajo pena de fuerte tortura de cosas técnicas o jugables del videojuego) en plataformas digitales (de pago POR SUPUESTO) expresamente creadas a tal fin. Tras ese período habrá una postura ganadora, votada por la gente (que haya pagado por participar o por ver las peleas), que será la oficial por la que los directivos se disculparán. Está por ver que además tengan que pagar una prenda.

Canalizamos institucionalmente las peleítas políticas sobre cada lanzamiento, transferimos los dineros de los irresponsables jugadores a los sensatos directivos de las compañías de videojuegos y contribuimos a la paz social. Todo en uno. Señores de Electronic Arts/Ubisoft: pueden escribirme (y pagarme) para más ideas de este estilo. Las vendo por trozos, sí.

3-Más hacer caso a los fans

Parece que en esto de los videojuegos los incautos creadores aún no lo han comprendido. Ellos pueden poner montañas de su dinero, horas y días dándole a la cabeza para diseñar niveles, crear el arte visual o componer bandas sonoras. Incluso pueden tener a gente rara picando código durante años intentando que aquello no explote. Incluso puede que la mayor parte de los estudios se la peguen en su primer título. Y muchos más. Pero el mundo de los videojuegos es de los fans. De alegres muchachos que en sus ratos libres pontifican en 5 minutos sobre cómo debe ser el videojuego x o el personaje y. Y que, como toda persona adulta, cuando algo no cumple punto por punto su lista de requisitos en vez de no comprarse el videojuego se dedica a intentar que se hunda económicamente. Claro. Hay quien los llama niñatos o cosas así, pero para nada. Es justicia. Ellos pueden perder sus trabajos o arruinarse, pero tú no puedes consentir que algo que no te guste pueda hacer disfrutar a otros seres humanos externos y diferentes a ti. De ahí que haya que organizarse para hundir nota de videojuegos en portales, amenazar de muerte y cosas así. Y es por todo esto que las compañías deben atender absolutamente todas las brillantísimas ideas de las legiones de auténticos fans que tan activos son en sus protestas contra tales injusticias: de mentes tan equilibradas siempre salen ideazas creativas y proyectos financieros solventes.

4-Más brillis-brillis

Los videojuegos son como la cirugía plástica. Por ejemplo, si te extirpas los pechos, amiga, y te pones dos sandías del puesto de debajo de casa la gente te mirará muchísimo más cuando vayas por la calle. No, no les das miedo, es que la admiración extrema se parece mucho. Los videojuegos, que nadie se engañe, son así. Hay que meter más retropíxeles por segundo. Más buffer intruder. La frecuencia del reloj la subiremos al triple que seguro que por ser más rápido es mejor para todo. Y es que la gente va a las tiendas a comprar los ordenadores como quien compra tomates: ese que tiene 16 GB de RAM es un pepinazo, primo, que no te enteras, que es mejor que ese de 8 GB. Claro. Luego vamos a poner un motor de un Seat León a un carromato de burros, que seguro que así el animal corre más. Toda la realidad tiene la misma lógica. Más números= más mejor.

Así, las desarrolladoras deberían limitarse a citar las características técnicas del juego, sin explicar ni de qué va. “Nuestro nuevo videojuego soporta 4k nativos a 200 fps”, la prensa aplaude, la gente va a reservar el juego de los 200fps a 4k sin saber muy bien si es un juego de fútbol, uno de rol o uno de ser una piedra viendo la vida pasar. Los artículos son, uno tras otro, debates sesudos llenos de gráficas, cifras e incluso operaciones en binario. Hay insultos en lenguaje máquina. Los comentarios son en hexadecimal. Cada página de cada medio acaba con una operación con paréntesis incluídos para que la gente acabe de despellejarse. Las listas de juegos incluyen los fps estables, los zillones de colores y el fabricante, aunque nadie puede leerlas porque todo el mundo se ha pasado al ciclismo.

5-Y muchos más

Y, en definitiva, estas son todas las cosas que recomendamos a la nueva generación de videoconsolas, videojuegos y videovida. Podríamos poner la lista entera, pero creemos necesario contener las propuestas en una longitud que no exceda la cordura humana. Además, nadie ha llegado hasta aquí leyendo. No, tú tampoco, tú llevas 15 minutos muerto. Y esto es un sueño, pero de los malos, de los de Resines.

Sed felices.

Raúl Sánchez
Raúl Sánchez
Arriba es abajo, y negro es blanco. Respiro regularmente. Mi supervivencia de momento parece relativamente segura, por lo que un sentimiento de considerable satisfacción invade mi cuerpo con sobrepeso. Espero que tal regularidad respiratoria se mantenga cuando duerma esta noche. Si esto no pasa tienen vds. mi permiso para vender mis órganos a carnicerías de Ulan Bator.
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