Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
En esta sacrosanta casa somos muy de X-COM. Nos gustan los videojuegos por turnos, nos gusta que tengan táctica y que tengan estrategia. Nos gusta morir dolorosamente. Nos gustan los facilongos y los complicados. Podemos decir que la muy exitosa aparición del remake de X-COM en 2012 ha llevado a múltiples videojuegos recogiendo los aspectos más básicos del mismo e intentando replicarlo a otros entornos, desde tramas de espías al lejano oeste. También, claro, aproximaciones más puras al videojuego original noventero. Como hemos comentado por aquí, el trono del mejor juego de este género puede que sea para Phoenix Point tras muchos parches y DLCs. Hoy hablaremos de otro intento de llevar éste género, los juegos tipo X-COM, al mundo de los mitos artúricos. Es decir, hablaremos de King Arthur: Knight’s Tale, juego hecho por los húngaros de NeoCoreGames y que de momento solo está para PC.
King Arthur: Knight’s Tale nos lleva al final del mito artúrico. La batalla final de Camlann entre el rey Arturo y su némesis, Mordred, finaliza como todos sabemos con un enfrentamiento mortal entre ambos. Como recordarán los viejos del lugar que vieron la mítica película “Excalibur” (1981), Arturo fue trasladado a Avalon, donde mitológicamente descansa hasta el día que deba volver a nuestro mundo para combatir por última vez. Pero algo fue mal en el proceso. Arturo se transformó en algo monstruoso al llegar a Avalon. Seres monstruosos empezaron a deambular por aquellas tierras míticas. Y, en el inicio del juego, la mismísima Dama del Lago devuelve a la vida al mismísimo Sir Mordred, el gran villano de la leyenda artúrica…y el protagonista al que manejaremos en esta historia. Su objetivo: intentar matar de nuevo al monstruoso Rey Arturo, centro de la maldición que parece extenderse sin parar.
En King Arthur: Knight’s Tale empezamos apareciendo en el mismísimo Camelot, aunque está todo hecho polvo. A partir de ahí nos iremos encontrando a básicamente todo el mundo importante en las leyendas artúricas, empezando muy simbólicamente con Sir Kay y Sir Hector (hermanastro y padre adoptivo del mismísimo Arturo, respectivamente). Cada escenario o misión consistirá en un mapa cerrado, casi nunca demasiado grande, en el que iremos explorando en busca de dinero, objetos o encuentros con enemigos. Al aparecer los enemigos dejamos de explorar libremente y pasamos a ver la clásica cuadrícula de movimientos por el suelo y a funcionar el combate por turnos. Primero movemos y actúan todas nuestras unidades, luego todas las del enemigo, dando lugar a que las tácticas de golpear duro y rápido funcionen por lo general bien.
King Arthur: Knight’s Tale premia ser ofensivo y no el tortugueo clásico del primer remake de X-COM (mover a cobertura completa y poner en guardia a todo dios todo el rato, vaya). Aquí abundan las unidades de combate cuerpo a cuerpo, claro, por más que haya también arqueros y ataques mágicos. El sistema de puntos de golpe es la clave del combate. Resumidamente, cada personaje tiene puntos de armadura, puntos de golpe y vitalidad. La armadura nos protege de los primeros golpes. Los puntos de golpe los perderemos después y se restauran tras cada misión. Y por último la vitalidad es la última barrera, la que al bajar a cero implica la muerte…no recuperándose tras cada misión a menos que mandemos al personaje a un sitio a curarse, tiempo durante el cual no podrá ir a misiones.
En King Arthur: Knight’s Tale no hay clase de personaje curandera, mago blanco ni nada así. Hay alguna habilidad que te permite recuperar puntos de golpe cuando golpeas a un enemigo y alguna que te permite recuperar tras cada encuentro (esta última muy avanzado el juego). Pero no hay una habilidad de “curar”. Puedes llevar, a lo Dark Souls, dos pociones para curarte un poco, pero poco más. En los escenarios hay sitios para recuperarte, pero deberás elegir entre recuperar armadura o puntos de golpe. Es decir, vamos a tener que gestionar mucho qué vamos a perder más, quien va a recibir del enemigo y medir bien si tenemos recursos y salud como para hacer combates opcionales que nos den más experiencia o tesoros. Es quizás de lo mejor mecánicamente del juego.
Los personajes en King Arthur: Knight’s Tale pueden ser de unas pocas clases que enseguida vamos a distinguir, que van desde el clásico tanque (como Mordred), a los DPS (los que hacen más daño pero reciben cosa mala), los magos que hacen mucho daño de área, una especie de pícaro y alguna clase más o menos original que consiste en que el personaje se teleporta, congela al enemigo y le hace críticos al estar congelado (la clase que tienen Ginebra). Tenemos para hacer un poco de todo, siendo recomendable llevar, claro, al menos un tanque y al menos alguien que pegue muchísimo, siendo los otros dos más intercambiables. Los personajes mueren para siempre, acabando la partida si muerte Mordred.
Las batallas van justas de variabilidad táctica, sin llegar a ser repetitivas pero quedándose por los pelos. Cada acto nuevo incorpora nuevos tipos de enemigos, diferentes no solo estéticamente o en tener estadísticas mas altas sino en diferentes tipos de ataques, habilidades o invulnerabilidades. Siempre los atacantes a distancia van a empezar siendo en todos los combates los más peligrosos, claro. Ninguna de las batallas contra jefes finales es muy complicada, al basarse éstos más en cantidades enormes de vida que en hacer mucho daño o tener habilidades que puedan ponernos demasiado en complicaciones. Aún así King Arthur: Knight’s Tale está siempre en la frontera entre ser asequible y ser exigente, según las misiones y batallas. En general toda misión que tenga como mucho un nivel por encima de nuestros personajes es asequible, dando un salto grande en dificultad a partir de ahí. Es más o menos normal tener a un par de personajes necesitando descanso y curación al final de cada misión.
Así, la parte de táctica es satisfactoria y digna, no sólo mecánicamente sino estéticamente. Recuerda mucho a cosas como la ya mencionada película de Excalibur ochentera o al juego de mesa Tainted Grail. La parte estratégicamente nos llevara a la clásica base de X-COM, en este caso no es una nave espacial o una base bajo tierra sino la mismísima Camelot. Habrá que conseguir recursos para reparar partes del castillo y mejorarlas. Así en King Arthur: Knight’s Tale tendremos un hospital para que recuperen los personajes sus heridas, un campo de entrenamiento para que los personajes que no llevemos a misión también ganen niveles, tiendas de objetos mágicos y mejorar la mismísima Tabla Redonda. Desde aquí recomendamos priorizar mejorar la Tabla Redonda, que nos permitirá tener a más caballeros disponibles para llevar a misión.
En este punto King Arthur: Knight’s Tale no da tanta libertad como Phoenix Point o X-COM. Las estructuras están ahí y se reparan o mejoran, no hay “huecos” donde ponemos lo que consideremos mejor. En ese sentido la parte estratégica es más lineal y menos dada a que podamos no avanzar por hacerlo mal ahí. Tampoco hay una presión como la de la evaluación de los países o una infección que avance por el mundo. Podemos ir de misión secundaria a misión secundaria sin agobios y afrontar cada misión principal más que sobrados. Es de agradecer que cada personaje tenga un breve apartado donde resumen la historia mítica del personaje y lo que hicieron tras la caída en desgracia de Arturo.
Aunque, claro, a quién podamos reclutar dependerá de cómo actuemos. De vez en cuando tendremos que hacer elecciones morales que llevarán a que ganemos puntos de moralidad en dos variables. En función de cómo avancemos podremos reclutar a Sir Galahad si ganamos muchos puntos de moralidad cristiana o a Morgana si los ganamos en paganismo. Lancelot se unirá a nosotros si somos muy justos, pero el Caballero Negro sólo se unirá a nosotros si nos comportamos como un perfecto tirano. Otros son neutrales o se unirán a nosotros de todas maneras. En función de cómo los personajes tengan nuestra moralidad como regente ganarán poder hacer más daño, tener algún punto de acción…y al revés: hacer menos daño o perder puntos de acción si están alineados en un sentido opuesto. Esto puede cambiarse otorgando títulos, mandándoles a misiones específicas o usando determinados objetos.
King Arthur: Knight’s Tale como juego puede llevar fácil acabarlo unas 70 horas llegando sobrado a las batallas finales que hay detrás de la trama principal. Realmente no trae nada muy rompedor al género de juegos de rol tácticos por turno ni al subgénero de juegos tipo X-COM, pero es ampliamente disfrutable por los aficionados a este tipo de juegos. No es un desafío como lo es Phoenix Point ni la cosa fácil para meterse en el mundillo que es X-COM Chimera Squad. Juego muy prometedor y disfrutable que, vamos a decirlo, ha llegado en español con alguna parte aún sin traducir, aunque no es ni mucho menos importante.
Sed felices.