Ya tenemos disponible en Netflix La pareja perfecta, una miniserie de seis episodios (de entre 45 y 60 minutos) que adapta la novela homónima de Elin Hilderbrand y que tiene su mayor atractivo en su reparto, encabezado por Nicole Kidman y Liev Schreiber. La dirección corre a cargo de Jenna Lamia y Susanne Bier y el argumento gira en torno a un asesinato en medio de una lujosa boca con personajes ricos de la alta sociedad. Estamos ante un whodunit de manual en el que los responsables de la serie irán sembrando la historia de pistas para que el espectador intente descubrir al asesino mientras vemos que la vida perfecta de la familia protagonista dista mucho de ser lo ejemplar que ellos quieren vender.
Es imposible hablar de La pareja perfecta y no compararla con The white lotus o con Big little lies. Las tres series parten de la misma base, un misterio al que se condimenta con cierta crítica social al presentar el contraste entre ricos y no tan ricos y la impunidad de los poderosos. Sin olvidar la representación de una vida de ostentación y frivolidades que acaba escondiendo los más turbios secretos que son la base de esa vida de riqueza.
La trama de esta serie se centra en Amelia Sacks (Eve Hewson), quien está a punto de casarse con Benji Winbury (Billy Howle), el hijo de una de las familias más ricas de Nantucket. La madre del novio, Greer Garrison Winbury (Nicole Kidman), es una exitosa novelista que no parece muy convencida con esta boda, pero por guardar las apariencias de familia feliz no duda en ofrecer su magnífica casa como lugar del enlace y además encargarse de todo. Pero la noche antes de la boda aparece muerta flotando en la playa Merrit Monaco (Meghann Fahy), dama de honor y mejor amiga de Amelia. Este suceso hace que la policía tenga que investigar, trabajo que recae en el jefe Dan Carter (Michael Beach) y Nikki Henry (Donna Lynne Champlin).
Las pesquisas de Carter y Henry empezarán a sacar a la luz los trapos sucios de todos los miembros de la familia de Greer, entre los que destacan su marido Tag Winbury (Liev Schreiber), sus tres hijos, la esposa embarazada del mayor de estos, una amiga francesa muy peculiar de la familia y el mejor amigo y padrino de Benji.
Como es habitual en este tipo de historias cada capítulo nos va presentado un posible sospechoso y la historia que este oculta, tejiéndose poco a poco una enmarañada red de mentiras que sirven como fachada para la apariencia de la perfecta vida familiar que Greer y Tag venden de cara al público para promocionar las novelas de la mujer.
La serie da la que se espera, una historia entretenida de misterio en la que poder jugar a los detectives mientras vemos las mentiras de los ricos y poderosos. Me ha gustado mucho la manera en que los dos detectives llevan la investigación. No estamos ante dos mentes brillantes que asombrosas capacidades deductivas. Al contrario. Son dos “currantes” que trabajan duro y que van poco a poco siguiendo rastros de miguitas de pan hasta llegar a la resolución del caso. Y todo contado con un fino sentido del humor y con mucho sarcasmo, lo que sirve para desengrasar una trama que a veces peca de enmarañada ya que los giros de guion no dejan de aparecer capítulo tras capítulo.
Pero sin duda el gran aliciente de esta serie es el trabajo de sus actores. Nicole Kidman esta sencillamente brillante en un tipo de papel que ya parece marca de la casa. Ella lleva casi todo el peso de la serie, como la gran mente maestra y la jefa que todo lo controla. El contrapunto lo pone una Eve Hewson que logra dar la réplica perfecta a su famosa compañera de reparto ofreciendo el punto de vista de la gente normal y siendo la única que parece realmente interesada en saber lo que ha pasado. También podemos destacar a Michael Beach y Donna Lynne Champlin, sensacionales en sus papeles de agentes de la ley, a un gran Liev Schreiber que llena la pantalla cada vez que aparece y a una no menos espectacular Dakota Fanning dando vida a Abby Winbury, la esposa del hijo mayor de la familia.
Es cierto que la serie no es perfecta ni mucho menos. El guion como ya he comentado es demasiado enmarañado y tal vez seis capítulos sean un poco escasos para todo lo que nos quieren contar, lo que hace que la resolución final sea demasiado abrupta y precipitada. Además, ese constante hincapié en hacer ver lo malos que son los ricos acaba siendo un poco demagogo, aunque todo hay que decirlo, hay personajes que es placer odiar.
En resumen, La pareja perfecta es una serie muy adictiva que se disfruta mucho si entras en su juego de misterios y revelaciones sorprendente y hasta morbosas. Tiene un plantel de estrellas en el que brillan todos los actores y la producción ralla a gran nivel. Es cierto que podría ser más redonda con un mayor desarrollo de personajes y que algunas situaciones son poco creíbles, pero a pesar de todo es imposible dejar de verla una vez que empiezas.