No es de extrañar que las series se hayan convertido en la ficción más querida de esta época: requieren menos tiempo que el cine para ver un capítulo, lo que nos permite consumirlas mientras comemos o disfrutamos de nuestro escaso tiempo libre entre semana, y podemos estar seguros de que nuestros personajes favoritos siempre estarán allí para deleitarnos. En un momento en que atesoramos el tiempo de ocio y lo percibimos como cada vez más escaso, no estamos dispuestos a perder dos horas en una mala película, y las series nos permiten un disfrute en el que, aún con episodios buenos y episodios malos, al menos tenemos una idea de lo que nos espera.
Sin embargo, hay un formato que demanda tan poco tiempo como una serie y que, sin embargo, ofrece historias novedosas con cada entrega. Estoy hablando de las antologías, en las que un tema común suele unir muy diversas historias. Aunque existen en el cine, es el medio televisivo el que suele explotarlas mejor. Repasemos las mejores antologías que la caja tonta nos ha dado a lo largo de las décadas.
Alfred Hitchock presenta (1955)
Hoy en día contemplamos con sorpresa cómo directores de reconocido prestigio como David Lynch o Paolo Sorrentino se aventuran en la televisión, pero no debemos olvidar el ilustre precedente que sentó Hitchcock con su participación en este programa donde maravilló a los espectadores con su buen uso del suspense.
Por supuesto, el genio británico no se ocupó de todos los episodios a pesar de figurar como host de la serie, sino que contó con una gran cantidad de colaboradores del mundillo de la televisión, pero resulta admirable saber que, mientras se encargaba de dirigir películas magistrales como Vértigo, tenía tiempo para crear pequeñas obras de arte como Cordero para la cena.
La dimensión desconocida (1959)
El éxito de este formato hoy en día se debe en parte al buen hacer de Rod Serling, personalidad televisiva que creó La dimensión desconocida y narró todos y cada uno de sus más de cien episodios, además de colaborar en el guión de buena parte de ellos. Esta antología de terror y ciencia ficción contaba con argumentos a veces disparatados, pero con una gran variedad. En ella colaboraron autores de la talla de Ray Bradbury y Richard Matheson, para crear y adaptar relatos de una calidad inaudita en la televisión.
Es imposible exagerar la influencia de esta serie, homenajeada sin cesar en la televisión estadounidense y con episodios icónicos que van desde una experiencia paranoica en un avión hasta la vida en un pueblecito que esconde un siniestro secreto. No solo destaca por sus giros argumentales, sino por una visión crítica del mundo moderno y de la condición humana que la elevan a los altares de la ciencia ficción.
Historias para no dormir (1966)
De una figura como Rod Serling pasamos a otra más modesta y desconocida en el resto del mundo pero no por ello menos brillante: Narciso Ibáñez Serrador, que trajo el género fantástico a España en toda su gloria con Historias para no dormir, la creación que más impactó en los hogares del país. Influenciada por la ficción al otro lado del charco, este producto mostró que existía otra forma de contar historias.
No solo adaptó relatos de maestros como Edgar Allan Poe, sino que se atrevió a realizar crítica social en una época que no se prestaba a ello, con pequeñas obras maestras como El televisor, en la que criticaba con acidez el medio que le había hecho triunfar. Esta serie, disfrutable hoy en día como ayer y con rostros más que reconocidos entre sus actores, se puede ver de manera gratuita en el Archivo de Radio Televisión Española.
Black Mirror (2011)
Sin duda, la serie que reavivó el interés en las antologías, y que a muchos nos hizo descubrir a sus hermanas mayores. Black Mirror revolucionó la televisión en 2011, descubriéndonos unas historias de ciencia ficción tan cercanas a nuestra realidad que a veces ni siquiera podían ser clasificadas dentro de este género. Solo hay que recordar cierto piloto que implica a un cerdo y al poder de las redes sociales…
Lo más aterrador de Black Mirror es lo plausibles que resultan sus escenarios: lejos de los excesos cyberpunk de las distopías adolescentes, Charlie Brooker nos muestra un espejo deforme en el que se siempre podemos apreciar los aspectos más feos de nuestra realidad. Sin embargo, esto no hace que resulte repetitiva. A pesar de que han suscitado las suspicacias de buena parte de su audiencia, algunos episodios más optimistas ofrecen el tan necesitado alivio ante el fatalismo de las entregas más recordadas. Capítulos como Bandersnacht, que experimenta con las posibilidades del streaming, la convierten en uno de los productos más innovadores de los últimos tiempos.
Inside No.9 (2014)
Terminamos con una serie todavía en antena, que precisamente ahora está estrenando su quinta temporada. Este producto, siguiendo la estela de Historias de la cripta, destaca por un uso inteligente del humor negro, pero también por su extraordinaria variedad: todo tiene cabida en Inside No.9, con historias que van desde los bastidores de un partido de fútbol hasta una sátira de la caza de brujas, e incluso una entrega en la que los propios creadores del show son los protagonistas.
El éxito de esta serie se debe, sobre todo, al buen hacer de sus dos responsables, Reece Shearsmith y Steve Pemberton, que actúan en todos los cortos de esta serie y que ya tenían experiencia en la comedia gracias a The League of Gentlemen y Psychoville. Sin embargo, sus talentos van más allá del humor, como muestra uno de los episodios más recientes en el que cuentan un sencillo drama ambientado en un barrio obrero de Inglaterra. La versatilidad de Inside No.9 es una de sus bazas más destacadas, por lo que hay una historia para cada espectador.
Conclusión
El formato de antología nunca será el más popular: al fin y al cabo, el cine ya nos cuenta historias autoconclusivas. Sin embargo, este tipo de series aúnan los recursos de la televisión y el cine en un delicioso cóctel tan agradable como la más cuidada de las películas. En media hora se puede narrar una trama tan fascinante que se recuerda para toda la vida.
Hola, Máximo:
Genial artículo. Gracias por mencionar a La Dimensión Desconocida (insuperable) y a Historias para no Dormir. ¿Sabes que tengo un gran conflicto con Black Mirror? Evidentemente el problema lo debo tener yo ya que al todo el mundo le maravilla, pero a mí en cada episodio me da la sensación de que a los cinco minutos ya es fácil saber cómo va a terminar. Inevitablemente sabemos que transita siempre hacia un mensaje anti-tecnología que, por lo menos, en mi opinión, se vuelve tan obvio como los habituales de ecologismo, corrección política, etc.: a la larga hay un mensaje moralizante pues quien da a la tecnología demasiado lugar en su vida, siempre termina mal. No sé: tengo un trauma que no logro superar con esa serie; debe haber algo que no llego a ver. Mea culpa: no he visto la película interactiva Bandersnacht.
Sólo por mencionar algunas otras, me vienen a la cabeza Outer Limits, Amazing Stories, Ghost Story (no sé en España; aquí en Argentina la conocimos como La Hora Macabra). La Ciudad Desnuda fue para mí otra excelente serie de antología aun cuando hay quienes puedan no considerarla dentro de esa categoría: me refiero a que si bien tenía ciertos personajes recurrentes (los detectives del Precinto 56) la trama central de cada episodio no giraba en torno a ellos sino a los delincuentes, los cuales eran diferentes todo el tiempo; creo que es un caso original y totalmente diferente a otras series.
La francesa Metal Hurlant (basada en los cómics de la revista homónima) fue también, para mí, una buena serie de antología; pudo, sí, haber sido algo irregular, pero tuvo algunos episodios brillantes y, dicho sea de paso, de uno de ellos, J.J. Abrams robó, casi con descaro, el argumento de la película “10 Cloverfield Lane”; es tan semejante que hasta me quedé esperando los títulos para saber si aparecía en los créditos la referencia, pero no.
Por último, no puedo dejar mencionar a la alucinante Love, Death + Robots (aunque quizás no estaba en el plan incluir series animadas).
Gracias por el artículo, Máximo. Un saludo!
Saludos. Muchas gracias por el comentario.
En primer lugar, me gustaría comentar que quedan muchas por comentar: por ejemplo, “Love, Death and Robots” (que comenté capítulo por capítulo en dos artículos dentro de esta página) o “Historias de la cripta”. He incluido las que consideraba las mejores o al menos las más significativas e influyentes, y no he considerado que ninguna de ellas fuera de animación, pero este medio me parece tan válido como el live-action.
En cuanto a “Black Mirror”, no estoy de acuerdo, pero entiendo por qué puede parecer predecible: al fin y al cabo, al ser una especie de fábula, se puede adivinar la lección que pretenden impartir. Sin embargo, alguno de los mejores como “Blanca Navidad” contienen muchos giros inesperados.
Un saludo igualmente: tendré que echarle un vistazo a algunas de estas series, que desconocía.