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Retro-Análisis: El Vagabundo (The Drifter, 1988), un encuentro en la carretera de consecuencias insospechadas

Combinación de thriller erótico y psicológico, El Vagabundo (The Drifter, 1988) es un filme de los ochenta dirigido por Larry Brand y protagonizado por Kim Delaney al que ni la crítica del momento ni el recuerdo posterior han tratado justamente, quizás por una exagerada comparación con Atracción Fatal.

Bienvenidos nuevamente a otro retro-análisis, hoy para hablar de un thriller ochentero que, a pesar de haber tenido en su momento cierto suceso en VHS, está hoy casi olvidado y creo que no con justicia. Lo que me llevó a escribir sobre El Vagabundo (The Drifter, 1988) fue descubrir que tiene un catorce por ciento de aprobación en Rotten Tomatoes. ¡Madre mía, catorce por ciento! No pude sino sorprenderme porque no la recordaba tan mala y, de hecho, es paradójico que, en abierta contradicción con esa puntuación, la mayoría de las reseñas del sitio sean positivas.

Habida cuenta de ello, me aboqué a visionarla nuevamente buscando aguzar el ojo crítico y la mirada de perspectiva que dan los años y tengo que decir que… ¡me volvió a gustar! No solo eso: le encontré detalles que en aquel momento se me habían pasado y un giro final al que, no sé por qué, recordaba diferente. O sea que me volví a sorprender…

Los años ochenta y los primeros noventa fueron de esplendor para el thriller erótico, género lamentablemente hoy casi desaparecido que dejó recordados títulos como Vestida para Matar (Brian De Palma, 1980) Fuego en el Cuerpo (Lawrence Kasdan, 1981), Doble Cuerpo (Brian De Palma, 1984), No hay Salida (Roger Donaldson, 1987), Instinto Básico (Paul Verhoeven, 1992) o Atracción Fatal (Adrian Lyne, 1987), quizás a primera vista la referencia más cercana al título que hoy nos ocupa.

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De hecho, recuerdo que al momento de alquilar la cinta en un videoclub sin idea alguna sobre la misma (hasta donde sé, no se había estrenado en cine en mi país), el empleado del local me dijo “es Atracción Fatal, pero al revés”.  Claro: se refería a que es también un thriller construido argumentalmente sobre una infidelidad y una relación pasajera que una de las partes no considera como tal ni quiere dar por terminada, solo que con la diferencia de que el género de los protagonistas está cambiado. Incluso después me enteré que en Estados Unidos (donde sí se estrenó en salas), la mayoría de los críticos hicieron la misma comparación.

¿Pero es tan así? Pues no: es cierto que hay puntos de contacto, pero por muy exitosa e influyente que pueda haber sido la película protagonizada por Michael Douglas y Glenn Close, las historias de infidelidades que acaban mal no nacieron con Atracción Fatal sino en los culebrones televisivos en que la misma abrevaba. Además, hay notables diferencias de resolución en la trama que probablemente hayan sido vistas a la ligera en aquel momento, así que aunque esté solo contra todos, creo que es momento de romper una lanza en favor de El Vagabundo

En cuanto a la dirección, es el debut en tal función de Larry Brand, quien después dejaría títulos como La Máscara de la Muerte Roja (1989), Paranoia (1998), La Chica del Tren (2016) o la aclamada Christina (2010), considerada casi unánimemente como su mejor película.

Roger Corman, asiduo invitado tanto en esta sección como en la de reseña basura, figura como productor ejecutivo, pues no hay que olvidar que desde la segunda mitad de los sesenta y prácticamente hasta su reciente fallecimiento (aquí nuestro artículo publicado en ese momento) produjo unos trescientos filmes de bajo presupuesto que en la mayoría de los casos son bazofia consciente, pero El Vagabundo no merece tal categoría.

El rol principal recae en una joven Kim Delaney a la cual le faltaban años para interpretar a la detective Diane Russell en Policías de New York (NYPD Blue) o a Claudia Holden en Army Wives, series exitosas en las que tendría papel protagónico. Por detrás, un Timothy Bottoms alejado de sus días de gloria de los primeros setenta y un musculoso Miles O´Keeffe que traía como currículum (o quizás prontuario) haber interpretado a Tarzán en aquella versión de 1981 con Bo Derek o al guerrero Ator en tres películas de una saga italiana de espada y hechicería muy conocida en el mundillo B, además de haber audicionado para James Bond y perdido contra Timothy Dalton.

La Historia

Julia Robbins (Kim Delaney) es una atractiva diseñadora de modas que, en soledad, viaja en auto de San Francisco a Los Angeles. Por el camino se cruza un también atractivo autoestopista (Miles O´Keeffe) al que no levanta, pero se lo vuelve a cruzar en un restaurante y otra vez al pinchar un neumático que él le ayuda a cambiar aun cuando le deje en claro que eso no le valdrá que lo lleve. La culpa y la libido, sin embargo, pueden más y termina llevándolo de todos modos.

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Al parar en un motel, Julia renta una habitación y Trent duerme afuera, pero en la noche llueve y él golpea la puerta para pedirle dormir en su auto. Justo en ese momento ella está necesitando nuevamente ayuda, no ya con un neumático, sino con un televisor (los de los moteles americanos son famosos por ser antiguos y no funcionar bien), pero solo es una excusa para hacerlo pasar y terminan en el piso, con la estática azul del televisor como fondo y sin siquiera intento por llegar a la cama.

Al arribar a Los Angeles, el joven, cuyo nombre es Trey, quiere saber cuándo se volverán a ver, pero ella le pone los puntos y dice que eso no ocurrirá, pues la complicaría: le deja, eso sí y como recuerdo del ardiente momento, un reloj que era de su padre y que tendrá después peso en la trama. Convengamos en que para una relación pasajera es un regalo con demasiado compromiso emotivo…

Lo que complica a Julia, casi ni falta hace decirlo, es que ya hay alguien en su vida: un novio llamado Arthur (Timothy Bottoms) con el que incluso tienen planes de matrimonio. Pero Trey se pone cargoso y obsesivo al punto de lo psicótico y consigue tanto el número del trabajo de ella como el de su domicilio, lo que da lugar a que inicie un acoso telefónico en reclamo de encontrarse nuevamente.

Julia intenta manejar la situación sin decir palabra a su novio, pero este algo sospecha y ha contratado a un detective privado llamado Kriger (Al Shannon) para que la siga y le tome fotos, lo cual en efecto hace y consigue, para infortunio de ella, captarla en el preciso momento en que se está encontrando con Trey para decirle que deje de molestarla.

La cosa se va a poner cada vez más difícil y Julia terminará acudiendo a la policía, pero no quiero seguir contando más por si no la han visto y porque además es una trama que incluye asesinatos, mucho suspenso y un par de giros interesantes.

Hasta los Locos tienen Motivos

La nota de prensa que acompañó al filme en su estreno decía “hecho en diecisiete días y con un presupuesto demasiado bajo para mencionarlo”. O bien los críticos leyeron eso y se apresuraron a calificar la cinta sin haberla visto o, por el contrario, nunca lo leyeron y no la valoraron en tal contexto. Pues qué quieren que les diga: en lo personal, ese acto de sinceridad me enternece y uno termina perdonando que se vea algún micrófono, por más que el director haya después dicho que solo ocurre en el VHS por el cambio de formato.  No pude ver la película en cine, así que tendré que creerle…

A ver: no es que El Vagabundo sea la gran originalidad ni mucho menos una obra maestra, pero es un decente thriller erótico y psicológico manejado con hábil mano por Larry Brand tanto en el guion como en la dirección, además de eficazmente interpretado por una tan sensual como solvente Kim Delaney que ya mostraba condiciones.

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Por detrás tenemos a Miles O´Keeffe, que sigue siendo Tarzán pero con ropa (bueno, a veces) y mantiene la misma inexpresividad que en aquel filme de 1981 que parecía más pornosoft que cine de aventuras, en tanto que Timothy Bottoms está aceptable y correcto como novio cornudo, despechado y también algo tóxico.

Más interesantes son Anna Garduno como Matty, la amiga embarazada a quien, como a cualquier amiga, se le encienden vivamente los ojos cuando Julia le confiesa su infidelidad de carretera. O Al Shannon en el papel de Kriger, peculiar detective privado al que Arthur contrata para seguir e investigar a su novia. O Larry Brand que, en plan de ahorro, no es solo director y guionista sino que además se mete en la piel de Morrison, detective de policía con una personalidad tan particular que tiene en su despacho un retrato de Richard Nixon que nos sonríe inquietantemente.

¿Por qué este sujeto la persigue?” – pregunta Morrison.

¡Está loco! ¿Hace falta un motivo?”- repregunta Julia.

Hasta los locos tienen motivos: motivos locos…”

Muy cierto, Morrison: punto para ti…

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Comparaciones Odiosas

Pero volvamos al supuesto parecido con Atracción Fatal. Se ve que fueron tan insistentes con eso que el propio Brand salió a decir que su guion ya estaba escrito antes que dicho filme se estrenase, así que nada: como con los micrófonos, habrá que creerle. Pero fuera de ello, la trama es bastante menos lineal que la de la película de Adrian Lyne, donde siempre sabíamos la identidad de la acosadora o la asesina del conejo, que eran la misma persona. En El Vagabundo creemos también eso en un principio, pero las dudas nos van invadiendo con el fluir de la historia…

Y tampoco hay mensaje moralizante, mientras que Atracción Fatal era la película favorita de las mujeres casadas que llevaban al cine a sus maridos para que aprendieran la lección. De hecho y en algún punto, termina siendo más feminista que mucho bodrio militante de hoy en día y no condena a Julia por sucumbir al deseo.  Además, como hemos dicho, no todo está necesariamente interconectado ni tiene por qué ser obra de un mismo maníaco, pero no quiero ahondar en ello para no hacer spoiler.

Hay un buen manejo de climas, suspenso y estética, siendo esta última bastante deudora de Brian De Palma, sobre todo en la escena de la habitación iluminada en naranja con las plumas que, suspendidas en cámara lenta, nos hacen presumir que algo terrible ha ocurrido allí y quizás también está por ocurrir. No debe extrañar entonces que la película fuera poco apreciada a su estreno, pues lo mismo ocurrió con la mayoría de los filmes de De Palma que después se convirtieron en clásicos de culto, oportunidad que El Vagabundo no tuvo…

Es más: probablemente De Palma haya visto la película y le haya gustado, pues para el año siguiente convocaría a Al Shannon para Corazones de Hierro (Casualties of War, conocida en Latinoamérica como Pecados de Guerra), en la cual compartiría cartel con Michael J. Fox y Sean Penn.

También es muy interesante el manejo de sombras en la persecución nocturna (remite a Turneur y a Carpenter), además de haber un evidente homenaje a Alfred Hitchcock cuando Julia visualiza el letrero del motel a través del parabrisas (obvia referencia a Psicosis). Y ya sobre el final, un detalle que rinde homenaje al spaghetti western y que, no por inverosímil, deja de ser encantador: quienes hayan visto Un Dólar Marcado (Giorgio Ferroni, 1965) sabrán de qué les hablo.

En cuanto a la música, compuesta por Rick Conrad, está lejos de ser memorable, pero cumple su función, contribuyendo al clima general del filme con intrigantes notas de piano o atmósferas de sintetizadores.

Valoración Final

El filme pasó desapercibido en los cines, pero tuvo buen desempeño en VHS y Roger Corman siempre afirmó que nunca perdió un solo dólar con una película, así que ahora es a él a quien hay que creerle y es de suponer que El Vagabundo habrá funcionado bien en el medio doméstico ya que tuvo en 1990 una secuela llamada Overexposed, en la cual Larry Brand volvía a estar a cargo de la dirección y se repetía un personaje de la primera película, pero no diré cuál para que no lo descarten aquí como sospechoso…

Como antes hemos dicho, Brand dirigiría de allí en más varios títulos respetables y hasta algún éxito de taquilla como La Chica del Tren, además de mantenerse escribiendo guiones como el de Halloween: Resurrección (2002), hasta que, lamentablemente, falleció en 2019.

Delaney, como también fue dicho, sería estrella de series televisivas, en tanto que Timothy Bottoms ya no recuperaría el aura de sus tiempos de Johnny tomó su Fusil o La Última Película (ambas de 1971), pero estaría en títulos de peso como El Hombre de la Máscara de Hierro (1998), Elefante (2003) o La Chica de al Lado (2004), además de, por su parecido físico, interpretar tres veces a George W. Bush en distintas producciones televisivas, convirtiéndole ello en el actor que probablemente más veces haya encarnado a un mismo presidente.

A Miles O´Keeffe le perdí el rastro, pero anduvo por alguna que otra película de acción de bajo presupuesto o interpretando al capitán John Smith en La Leyenda de Pocahontas (2003) que, aunque basada en la misma historia, no debe confundirse con el filme animado de Disney. También ha recorrido instituciones penales dando entrenamiento a presidiarios en levantamiento de pesas (una pena que a ningún productor se le haya ocurrido ofrecerle recrear ese mismo personaje en pantalla) y ganó estatus de culto en el Reino Unido como objeto de bromas telefónicas en el programa de Graham Norton para finalmente, sabiendo reírse de sí mismo y sorprender a todos, hacerse presente en vivo en el estudio.

Insisto: no es una obra de arte ni revoluciona el género, pero El Vagabundo es una más que aceptable película de suspenso que consigue un buen equilibrio entre lo erótico y lo psicológico sin que lo primero opaque a lo segundo, algo que muchas veces suele ocurrir en el género y que obviamente no entendieron los editores de VHS que en mi país la lanzaron con el título Pecado de una Noche (así fue como la alquilé) y con el detalle “creativo” extra de suplantar la “o” de “pecado” por una manzana mordida: madre mía…

Sacando a O’Keeffe, las actuaciones van de buenas a decentes y la trama logra atrapar, colocando a la película no solo por encima de la media de las de bajo presupuesto producidas por Corman, sino también de unos cuantos thrillers eróticos cuyos títulos han logrado mayor nombre con menos méritos. Y si me apuras a dar un dictamen express, hasta te diré que es mejor que Atracción Fatal, la película cuya pesada sombra le fue precisa e injustamente en detrimento.  Si la encuentran por allí, pasarán sin duda un rato ameno y no se aburrirán…

Hasta la próxima y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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