Star Wars, Indiana Jones, Regreso al Futuro y Harry Potter fueron algunas de las sagas que conocieron el talento y estilo de Drew Struzan, artista estadounidense que nos dejara más de doscientos carteles de títulos de Hollywood, algunos tan famosos e icónicos como las películas mismas.
Cuando se piensa en una película, suele pensarse en director, productor, actores y demás, pero rara vez (y más aún en esta era digital) es destacado el trabajo de los cartelistas que hicieron posible que la misma nos entrara por las retinas incluso sin haber visto un mísero tráiler. Quien diga que nunca se sintió atraído a entrar a un cine solo por el póster está mintiendo y artistas como el gran Drew Struzan, que nos dejó en el día de ayer, tienen ya un lugar ganado en la cultura popular aun cuando muchas veces no supiéramos el nombre de quien estaba detrás de tan increíbles y maravillosas imágenes.
Nacido en Oregon City en 1947, sus orígenes fueron por demás humildes, algo que suele conspirar contra quienes quieran dedicarse al arte por el incierto futuro que plantea vivir del mismo. Tanto fue así que hacía sus primeras ilustraciones en papel higiénico por no tener dónde. El descubrimiento de que el niño no podía leer bien por padecer de dislexia convenció seguramente a sus padres de que por allí podía haber para él un camino y ello hizo que vieran como posibilidad concreta el inscribirlo en una escuela de arte.
De hecho, Drew admitió que una de las razones que le llevaron a ilustrar específicamente carteles fue que podía vivir de ello, lo cual no estaba garantizado si se dedicaba por ejemplo a la pintura desde una perspectiva más lírica o vanguardista.
Y vaya que fue una gran decisión. Su gran manejo del aerógrafo y el acrílico fusionado con técnicas de óleo dieron a sus obras un tono hiperrealista que se volvió característico e inevitablemente atractivo para los productores de cine.
Por lo general, sus carteles ubicaban en su centro o en un primer plano al protagonista principal y creaban alrededor un particular collage de personajes secundarios y especialmente villanos, logrando así transmitir una cabal idea del contenido de la película, efecto potenciado por colores vivos e impactantes (aunque podían ser más oscuros y sombríos para filmes que lo ameritaban como Blade Runner) y un magistral uso de la iluminación, siendo habitual la inclusión de alguna fuente de luz hacia el centro de la imagen y un juego de contraste con las sombras.
“Tiene la habilidad y destreza necesarias para ampliar la experiencia que suponen las imágenes que intento imbuir en mis películas… Tiene el talento para captar a los personajes con total fidelidad, a la vez que los enriquece con un cierto elemento que los engrandece, los vuelve más gloriosos y más románticos de lo que jamás habrían podido parecer en una fotografía…” – decía de él George Lucas, en declaración que definía a la perfección su arte.
Además de las sagas de Star Wars (para la cual hizo los carteles de la trilogía original más sus precuelas), Indiana Jones, Regreso al Futuro y Harry Potter, Struzan volcó también su talento en algunos de los más icónicos pósteres de la historia del cine, como los de E.T., La Cosa (el cual se dice que hizo de un día para el otro), Condena Brutal, La Niebla, Los Goonies, Loca Academia de Policía, Hook o la ya mencionada Blade Runner entre muchos otros, todas imágenes que quedaron instaladas a fuego en nuestra cultura visual y en la memoria colectiva.
Y lo suyo no se agotó en el cine, ya que también conocieron su talento muchas portadas de discos de artistas como Black Sabbath, Earth Wind & Fire, Bee Gees o Alice Cooper, para quien realizó en 1971 la de Welcome to my Nightmare, igual de icónica que el álbum mismo.
A partir de los años noventa, el trabajo de los ilustradores comenzó a ser desplazado por las técnicas digitales, a pesar de lo cual se las apañó para seguir haciendo pósteres, aunque ya desde los 2000 anunció su retiro, no obstante lo cual volvería más adelante a lo que siempre amó, siendo el responsable, por ejemplo, de los carteles de las tres películas de Cómo entrenar a tu Dragón.
Desde marzo de este año, lamentablemente, se informó que el artista padecía de alzheimer y su salud estaba en claro deterioro, al punto que ya ni siquiera podía firmar autógrafos. Ayer, a los 78 años de edad y en su hogar de California, Drew Struzan nos dejó, pero eso es solo una forma de decir pues las imágenes que legó en más de doscientos carteles de cine forman parte indiscutible de nuestras vidas aun cuando quizás no hayamos hasta hoy sido conscientes de ello.
Junto a John Alvin, Saul Bass , Reynold Brown y unos pocos más, forma parte de ese círculo de ilustradores por los cuales, más de una vez, hemos terminado entrando a una sala cinematográfica. Y si alguien quiere decir que hacer carteles promocionales no es un arte en sí mismo, que eche un vistazo a los que dejó Toulouse-Lautrec para promocionar en su momento a clubes nocturnos de la noche parisina, especialmente el Moulin Rouge.
Hasta siempre Drew. Y gracias por tanto…
