Seguimos analizando los episodios de Willow y en esta oportunidad le toca su turno al tercero de esta primera temporada, cuyo título es El Cordero Sacrificado. La serie, original de Disney+ y producida por Lucasfilm, tiene como showrunner a Johathan Kasdan y es secuela de la película que fuera dirigida en 1988 por Ron Howard, quien aparece como productor ejecutivo.
Bienvenidos una vez más al fantástico universo de Willow para analizar un nuevo episodio de esta serie que, a ritmo lento, pareciera ir encontrando su camino con el correr de los episodios aun cuando le cueste despegarse de sus dos referencias más fuertes que son El Señor de los Anillos y Star Wars, una por biblia del género y la otra por estar involucrada la compañía de George Lucas e incluso Johathan Kasdan, cuyo padre ha sido guionista de varias películas de la franquicia.
Esta tercera entrega reconecta algo más con la película de origen y tiene además una mayor carga emotiva e inclusive dos muertes de importancia, además de volver a ofrecernos un soberbio desempeño actoral de Warwick Davis. ¿Por qué mejor no pasar a analizarla? Cumplo en advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y en recordarles que pueden leer aquí nuestro análisis de los dos primeros episodios.
Lux Eterna
Comenzamos con flashback y relato en off que nos transportan diez mil años y tres semanas atrás (sic.) para contarnos la historia de la Armadura Kymeriana, al parecer mandada hacer por la madre del rey Tuul para protegerlo de la codicia de su propio hermano, que quería arrebatarle el trono. Pronto nos percatamos que quien relata es Boorman y quien escucha es Kit que, insufrible como es, le interrumpe en su impaciencia por llegar a la parte en que entra en escena su padre Madmartigan y nos deja así sin saber todo lo que hubiéramos querido.
Boorman se queja de que las nuevas generaciones ya no aprecian los relatos épicos y ella le dice que entiende ahora el porqué de su nombre, haciendo juego de palabras con “bored man” (hombre aburrido). Pero entre lo que llegó a contar mencionó que, para evitar que fuera usada por hombres poco dignos, la preciada armadura solo podía activarse con una llave conocida como Lux Eterna, lo cual ya veremos que guarda fuerte relación con la marcha del episodio.
De pronto, el grupo se ve sacudido por la ausencia de Elora que, recordemos, fue secuestrada por Ballantine al final del episodio anterior. Se abocan a su búsqueda, aunque Kit lo hace a desgano y hasta desliza que “a esa muchacha habría que colocarle una correa”. Su rostro, sin embargo, cambia de expresión cuando ve crecido y con frutos rojos el arbusto que la joven intentara antes hacer germinar por medio de la magia.
Jade se encuentra con Ballantine sin saber, claro, que está infectado por la oscuridad y responde a La Bruja. Él dice cumplir órdenes de Sorsha, que le pidió que llevara a Elora de regreso a Tir Asleen, lo cual sabemos que es cierto, pero también lo es que él ya no responde a su reina: el rostro, de hecho, se le ve demacrado por la infección y su voz suena cada vez más grave y rasposa.
A Jade se le suman los demás y está claro que hay algo extraño en Ballantine. Antes de que lleguen a hacer algo, sin embargo, intervienen sus guardias (también infectados) y se produce una batalla de la cual Willow y los suyos salen airosos, pero el entrevero ha sido aprovechado por Ballantine para huir con la muchacha.
Salen tras él, pero la carreta rompe una rueda y cuando Boorman pregunta a Willow si puede usar algún truco para hacerla levitar, este responde negativamente. Pronto sabremos que a su edad necesita reservar magia para cuando deban enfrentar a la oscuridad en lugar de malgastarla desde temprano. No les queda más remedio que separarse para rastrillar la zona en búsqueda de la joven.
Kit, entretanto, ha recibido de Jade la devastadora noticia de que su cercana presencia en los entrenamientos se debía a órdenes de Sorsha y no a cuestiones de afecto, más allá de que después lo haya desarrollado. Más aún: la pone al tanto de que se dejaba ganar cuando combatían a espada. Es un golpe duro para Kit que hace que, al separar los grupos, termine siguiendo a Boorman y no a Jade.
En los Bosques
Willow explica que lo que quiere La Bruja no es matar a la joven, pues de la muerte podría regresar: lo que busca es exiliarla en un mundo paralelo para confinarla allí por toda la eternidad: el objetivo del rapto, por lo tanto, es llevarla a un portal a tal efecto. De hecho, eso mismo había querido hacer la pérfida Bavmorda cuando Elora era bebé.
La muchacha, sin embargo y sin que ellos lo sepan, logra zafarse de sus captores y huir hacia los bosques, en donde se encuentra con dos personajes muy particulares: una pareja de granjeras que, extrañamente, visten a la usanza del oeste americano. Responden a los nombres de Hubert y Anne, siendo la primera de ambas interpretada por Hannah Waddingham, quien viene de quedarse con el Emmy por su papel en Ted Lasso (quizás también la recuerden como la septa Unella en Juego de Tronos).
Ambas se quedan obnubiladas cuando les cuenta quién es y les muestra su marca. Al parecer, creen en ella y vivían esperando su llegada, por lo cual se comprometen a protegerla y sacarla ya mismo de los bosques. Pero el plan se frustra cuando son atacadas por Ballantine y los suyos. Por más arrojo que ponga Hubert en blandir su hacha para defenderla, a la larga termina ensartada en la espada de su oponente y el destino de Anne no es muy distinto. La joven, por lo tanto, es recapturada.
La Batalla del Cordero Sacrificado
Boorman, en tanto, se dirige con Kit a una vieja posada de la cual alguna vez fue habitué y cuyo nombre es (o era) El Cordero Sacrificado: el lugar se halla en ruinas pero la razón de su presencia allí es dar con la Lux Eterna y en efecto la encuentra, aunque sin decir palabra a Kit. Las cosas se complican: son atacados por ratas-lobo bicéfalas (claro guiño al monstruo de la película de 1988) y deben echar a correr por los túneles.
Al llegar al exterior, no solo se encuentran con que arrecia la tormenta sino que los de Ballantine se han encontrado con el grupo de Willow y se hallan en plena lid.
Aun cuando a los suyos no parece irles muy bien, Willow persiste en no utilizar la magia hasta que ocurre algo que lo turba por completo: su amigo Silas, tras haber luchado con coraje, ha sido herido y, al parecer, de muerte… Furioso, estrella su cayado contra el suelo y una explosión deja agonizantes a sus atacantes, entre ellos Ballantine que, al parecer, ha dejado de estar momentáneamente bajo la infección aunque más no sea en su estertor final.
Momento de despedidas. Willow, con todo el dolor del mundo, ve morir a Silas, quien antes de hacerlo le pide que diga a su esposa que murió como él quería: “protegiendo a su amigo”. Jade, de quien Ballantine ha sido prácticamente mentor, le ve con dolor agonizar mientras este la felicita por haber luchado bien y dice estar orgulloso, además de recomendar encarecidamente que lleven a Elora a la Ciudad Inmemorial pues es allí justamente donde La Bruja no la quiere. Dado que está infectado y para ya no volver una vez muerto, pide como última voluntad a Jade que le ajusticie.
Los caballos han huido espantados en el fragor de la lucha y la tormenta ha comenzado a inundar el valle. El príncipe Graydon ha sido herido y al parecer infectado, por lo que urge llevarlo a algún lugar a los fines de sanarlo. El único modo es seguir a pie y por tortuosos caminos, inclusive de cornisa (el infaltable homenaje a Tolkien).
Boorman dice no tener idea sobre dónde están, pero Willow sí, mientras un conjunto de construcciones se dibujan ominosamente bajo un cielo encendido y una gran nube en forma de remolino, en un conjunto que recuerda a Frodo de pie ante el Monte del Destino. Se trata, dice Willow, de Nockmaar, el que alguna vez fuera el castillo de la reina Bavmorda. En ese momento comienzan a sonar los acordes de Enter Sandman de Metallica que, en versión de la cantante japonesa Rina Sawayama, acompaña los créditos finales mientras, como en otras series de la compañía de George Lucas, desfilan imágenes del episodio en forma de ilustraciones.
Balance del Episodio
Al igual que los protagonistas, la serie sigue encontrando su camino pero, también como ellos, lo hace a ritmo lento. Sin embargo, ya tenemos algunos atisbos más acerca de hacia dónde va la historia, así como también algo más de acción y de magia, ahora que incluso sabemos por qué estaba tan contenida.
Ha sido también un episodio de gran impacto emocional y la serie ya se ha cargado a dos personajes que, si bien no formaban parte del núcleo principal, pintaban para mayor andadura. La muerte de Silas, en particular, se nos hace muy sentida aun con lo poco que le hemos conocido y ello se debe al gran trabajo de Warwick Davis para encarnar el dolor y la culpa de Willow por su amigo. Es sabido que las series de este género suelen no ser las preferidas al premiar rubros actorales, pero no exagero al decir que lo suyo amerita nominación al Emmy.
Kit sigue siendo un personaje insoportable en su arrogancia, pero le han ocurrido un par de cosas que podrían (ojalá) cambiarla para bien: ha tomado conciencia de que hay magia en Elora y, además, ha sufrido una fuerte decepción al saber que Jade estaba junto a ella simplemente por cumplir un mandato asignado. Habrá que ver cómo procesa todo esto y cuánto inciden en ella tan importantes cambios de situación.
Lo de las granjeras-leñadoras fue extraño. No sé cuál habrá sido el sentido de introducirlas en la historia para hacerlas desaparecer con tanta rapidez pero tratando de encontrarle alguno, quizás haya al menos servido para mostrarnos lo que Elora representa para los demás: una esperanza, una salvadora, un mesías…
Otro punto alto es que, poco a poco, nos vayan contando la historia de la Armadura Kymeriana que, a la larga, sospecho, nos dará la explicación final de qué pasó con Madmartigan. No tenemos aún todas las respuestas ni sabemos por qué buscaba Boorman con tanta ansiedad la Lux Eterna o por qué la misma estaba allí, entre las ruinas y sin que nadie la hubiese tomado en tanto tiempo. Pero quizás ello se deba a que todavía nos faltan datos sobre la misión conjunta que años atrás hicieran con Marmartigan a la busca de la armadura.
En lo que todavía hace aguas la serie es en efectos visuales. Ignoro si ello tendrá que ver con los temores propios de una propuesta tan arriesgada, pero es inconcebible embarcarse en una historia de espada y hechicería con criterio ahorrativo. Y así como en el anterior episodio no nos mostraron cómo el príncipe Airk era raptado y llevado en vuelo por una de las galernas, aquí hemos visto una rata-lobo bastante pobre a la que Kit mata de modo fugaz y poco claro, en tanto que de sus congéneres solo vemos ojos rojos en la oscuridad de los túneles. Esperemos que pongan algo más de dinero en una hipotética segunda temporada.
En conclusión y aun faltándole elementos por pulir, la serie va tomando algo más de forma a medida que avanzan los episodios y eso siempre es bueno. Esperemos que el próximo mantenga esa línea. Hasta entonces y sean felices…