Aquellos Maravillosos 90: Fincher y El Club de la Lucha

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El Club de la Lucha

En esta ocasión, y solo por esta vez, vamos a romper las dos primeras leyes de El Club de la Lucha.  El año pasado tuvimos tuvimos un nuevo estreno del director David Fincher: El asesino (The Killer) y me gustaría usarlo de excusa para hablar largo y tendido sobre uno de mis directores favoritos, así como de una de sus grandes obras.

Tanto libro como película tienen bastantes años, por lo que no voy a presentar la trama ni personajes. Lo que sí haré es indicar cuando haga spoilers de libro y película, pero recomiendo haber visto alguna de las obras antes de leer el artículo.

El comienzo

David Leo Fincher nació un lluvioso día de agosto de 1962 en Colorado, Estados Unidos. Creció como cualquier chico normal norteamericano, excepto por el pequeño detalle de ser vecino de George Lucas. ¿Soy el único que se los imagina con una relación estilo Daniel el travieso?  En 1983 fue fichado como camarógrafo y asistente de fotografía para Industrial Light & Magic ¿no te suena? ¿Y si te digo ILM? La empresa encargada de producir efectos visuales por ordenador fundada por Lucas, que trabajó en películas como la primera trilogía (la buena) de Star Wars, E.T., Regreso al futuro y Los Goonies entre otras muchas.

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De hecho, un joven David Fincher tiene el orgullo de aparecer en los créditos de El retorno del Jedi (1983) e Indiana Jones y el Templo Maldito (1984).

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Luego David Leo Fincher hizo carrera realizando spots publicitarios, llamando primero la atención con un comercial para la Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer, y tuvo los coj…es de poner a un feto fumando para concienciar sobre los efectos de fumar. Como podéis suponer, el spot causó críticas y expectación a partes iguales. Fincher nunca decepciona.

 

Este comercial le puso en la mirilla de personas importantes y continuó realizando spots publicitarios para grandes empresas como Coca Cola, Pepsi o Nike; siendo además habitual en los videoclips de Madonna (cuando lo petaba). Mención aparte se merece también comentar que el bueno de David dirigió el videoclip de Bamboleo, la obra maestra del grupo Gipsy Kings.

 

Algunos años después llegó la hora de la verdad: David descolgó el teléfono de madrugada y le propusieron dirigir la tercera parte de Alien con 20th Century Fox, que terminaría estrenándose en 1992.

Tenía la edad de 27 años, mucha ilusión y ganas, pero no tenía la experiencia para estrenar su carrera con una superproducción que tenía el difícil, por no decir imposible, reto de seguir el legado de las dos obras maestras que habían firmado unos años atrás Ridley Scott y James Cameron.

El rodaje de Alien 3 (aquí retro-análisis) fue tortuoso para todas las partes y un fracaso en taquilla. Hoy en día, y viendo el futuro que ha tomado la saga, creo que todos estaremos de acuerdo en que no es tan mala como se pintó en su día.

En 1995 llegó el año de verdad en que David puso el punto de inicio a su carrera artística. El mismo año en que se estrenaban Sospechosos habituales y Doce monos, nació David Fincher como autor; se estrenaba Seven (Se7en), uno de los mejores thrillers de la historia del cine con un reparto de lujo: Brad Pitt, Morgan Freeman, Gwyneth Paltrow y Kevin Spacey entre otros.

El otro protagonista

Aquí tengo que hacer punto y aparte y me gustaría que nos fuéramos a Burkank, en el condado de Walla Walla en Washington, donde un joven y rebelde Charles Michael Palahniuk intentaba publicar novelas mientras David no lo pasaba demasiado bien rodando Alien 3.

El estilo pesimista, rebelde y perturbador de Charles Michael Palahniuk no casaba con lo que los editores de la época buscaban publicar. Pero Charles era un rebelde sin causa, y en 1995, lejos de tirar la toalla y mientras todos alucinábamos con Seven, escribió una novela aun más perturbadora, pesimista y rebelde que sus anteriores obras.

Su inspiración llegó de un día de camping, donde tuvo una pelea con unos vecinos ruidosos y al volver al trabajo quedó sorprendiendo por la reacción de sus compañeros, quienes no comentaron e incluso ignoraron las marcas que mostraba su cara después de la pela. Esto encendió la mecha en su cabeza.

Para su sorpresa, esta vez sí cuajó y en 1996 se publicó Fight Club (El club de la lucha). A pesar de todo, Chuck Palahniuk no obtuvo un gran éxito inmediato con su novela, pero pasó por varios despachos importantes hasta llegar al escritorio de una productora de la 20th Century Fox, que compró a Chuck los derechos de una adaptación por diez mil dólares. 

La producción

el club de la lucha

Para hacerse cargo del guion fue contratado un inexperto Jim Uhls (Jumpers, 2008). Para la dirección tenían cuatro prometedoras propuestas: Peter Jackson, Bryan Singer, Danny Boyle y el protagonista de nuestra historia: David Fincher, que colgó con furia el teléfono cuando la Fox, con quien había tenido tantos problemas en Alien3, le propuso el proyecto.

Las tres opciones restantes no cuajaron del todo, y que David Fincher intentara comprar los derechos de la obra a Chuck Palahniuk unos años atrás no hizo más que sumarle puntos para que obtuviera el mando. Finalmente, y con varias promesas bajo el brazo por parte de la Fox (como que Brad Pitt se uniera al reparto), David Fincher aceptó hacerse cargo del proyecto. Promesas que evidentemente los productores de Hollywood no tomaron en serio, llegando a reunirse en secreto con actores como Russel Crowe para ofrecerle el papel aTyler Durden.

Pero el productor jefe intermedió para hacer cumplir el deseo del director y que este se volviera a reunir con Brad, eso sí, con un contrato de diecisiete millones de dólares. Para el papel de Narrador/Jack, los productores consideraron mejores opciones a Matt Damon y a Sean Penn pero, debido a la insistencia de Fincher, la balanza cayó a favor de Edward Norton por un salario bastante inferior a su compañero: dos millones y medio de dólares.

Para el papel de Marla Singer se pensó en Janeane Garofolo, pero rechazó el papel por el contenido sexual de su personaje. Otras actrices que se tomaron en cuenta fueron Courtney Love, Winona Ryder y Reese Whiterspoon. Finalmente, la actuación de Helena Bonham Cartar en Las alas de la paloma hizo que David Fincher le propusiera el papel.

En 1998 empezó el rodaje de la película, donde los actores tuvieron que aprender a boxear y a elaborar jabones. Algo más radical fue Brad Pitt, quien llevó la actuación del método hasta el extremo y se picó los dientes (una funda realmente) para que su personaje no fuera físicamente tan perfecto.   ¿Harías lo mismo por diecisiete millones de dólares?

Las reglas del club de la lucha:

La primera regla del Club de la Lucha es: Nadie habla sobre el Club de la Lucha.

La segunda regla del Club de la Lucha es: Ningún miembro habla sobre el club de la Lucha.

La tercera regla del Club de la Lucha es: La pelea termina cuando uno de los contendientes grita “basta”, desfallece o hace una señal.

  La cuarta regla del Club de la Lucha es: Solo dos hombres por pelea.

5º  La quinta regla del Club de la Lucha es: Solo una pelea cada vez.

La sexta regla del Club de la Lucha es: Se peleará sin camisa y sin zapatos.

 La séptima regla del Club de la Lucha es: Cada pelea durará el tiempo que sea necesario.

  La octava regla del Club de la Lucha es: Si esta es tu primera noche en El Club de la Lucha TIENES QUE PELEAR.

La visión de Fincher

La obra de Palahniuk ha sido con más o menos acierto analizadas y llevadas a su terreno por prácticamente cualquier ideología, grupo, colectivo, etc. No creo que el mensaje de la película sea tan críptico, confuso o profundo como nos quieren hacer creer ciertas personas.

Es verdad que la parte creativa no ayudó a que el público comprendiera la película. La excesiva violencia presentada en unos confusos trailers dificultó que el público la recibiera de buen agrado.

Su estreno en el Festival de Venecia no fue nada bueno, siendo presentada por unos fumados Brad y Edward haciendo chistes incómodos, que hoy día se han convertido en una gran anécdota. Una vez que terminó la película, el público se quedó frío, sin saber muy bien qué habían visto. N uestro Carlos Boyero escribió: “Pretenciosa gilipollez (…). Todo resulta un disparate con pretensiones de gran espectáculo”.

Es una comedia negra, irreal, una sátira que no se toma en serio y que busca burlarse de todos, como pasó décadas atrás con La naranja mecánica (Kubrick, 1971). Al igual que otras películas de la época como Trainspotting o American Psycho critican el consumismo, capitalismo y acomodamiento en nuestras vidas, temas que siguen vivos más que nunca. En esa ironía de la película está su punto fuerte. Hasta resulta curioso que la película esté producida por una gran corporación como Fox.

No digo que no tenga varias lecturas e interpretaciones, pero qué pasa por la cabeza de aquellas personas que formaron clubs de luchas reales o cantidad de movimientos políticos radicales que han tergiversado el mensaje de la película para justificar sus actos.

Quiero decir: claramente no es una película que te motive a pegarte con otras personas para sentirte vivo ni los personajes son una influencia positiva; en ningún momento las escenas de violencia son agradables y además el comportamiento de los personajes roza el ridículo.

No entiendo que haya personas que piensen en Tyler Durden como alguien inspirador o que justifiquen mínimamente los actos terroristas de su Proyecto Estrago. La solución que aportan es solo destruir el mundo para empezar de nuevo un mundo según sus ideas. Son niños de 30 años representando el grito de auxilio de una generación que se siente perdida e insatisfecha en la vida moderna. Una generación azotada por la crisis de la época (burbuja punto com) y el vértigo social, quizás propiciados por unos cambios abruptos tecnológicos que no beneficia a todos, y que actualmente podemos seguir viendo con las redes sociales.

El otro punto fuerte es el gusto estilístico de Fincher que ya pudimos ver en Seven. La película mejora al libro en muchas escenas debido a esto. Las sombras y esa iluminación que podemos ver sobre todo en las sórdidas escenas de lucha que llegan a resultar hasta grotescas. Pocas veces hemos visto un mejor uso de la voz en off, que llega incluso a narrarnos las escenas que vemos, convirtiendo lo que sería un recurso torpe en uno narrativo e imprescindible para el correcto funcionamiento de la película.

La obra está llena de escenas inolvidables, como cuando el narrador asiste a terapias de grupo siguiendo el consejo de su médico, que no le quiere recetar un tratamiento para curar su insomnio, y termina volviéndose adicto a estos grupos y solo así es capaz de alcanzar la paz mental en un espacio donde puede expresarse libremente con personas que están peor que él, terminando en tener que ponerse de acuerdo con Marla para no coincidir en las terapias. Una pena que este personaje sea tan desaprovechado, sobre todo en el libro.

Otra de mis escenas favoritas es la de sexo entre Marla y Tyler, que usó la técnica que popularizó la película Matrix (estrenada ese mismo año).

aNTE MI MONTAÑA MÁS ALTA ME ENCUENTRO, Y ANTE MI MÁS LARGO VAGABUNDEO: POR ESO DEBO PRIMERO BAJAR MÁS PROFUNDAMENTE DE LO QUE JAMÁS SUBÍ:

¡MÁS ABAJO EN EL DOLOR DE LO QUE JAMÁS ASCENDÍ, INCLUSO EN SU MÁS OSCURO TORRENTE! DE LO MÁS PROFUNDO DEBE LLEGAR LO MÁS ALTO!

(así habló zaratustra, friedrich Nietzsche)

Podemos ver presentes grandes referencias a Nietzsche y su idea del superhombre en la obra, en su idea de tocar fondo para alcanzar la plenitud, y al final es Tyler Durden quien representa la fuerza que necesita el narrador para caer cada vez más bajo, comenzando con perder su casa y pertenencias.

Tyler empuja ese cambio, el reflejo del ideal masculino para él, un carisma que logra influir en las otras personas hasta lograr que estas actos terroristas. Pero Durden no refleja el superhombre de Nietzsche; todavía está en proceso. Tyler es sucio, descuidado y no piensa en las consecuencias, como cuando intenta matarse con el coche o se quema la mano con lejía ¿Quizás un modo de tocar fondo? No lo veo claro. El estado mental del narrador se ve reflejado en la casa de Tyler: sucia, desordenada, llena de cosas sin valor (otra de las principales críticas de la obra) y prácticamente inhabitable por una persona cuerda.

Película vs. Libro

ATENCIÓN SPOILERS

Creo que la adaptación de Fincher a la novela es de gran calidad e incluso la supera en prácticamente toda la obra. Fincher logra un estilo visual impactante, unas escenas hipnóticas y el reparto es de gran calidad. El libro es más rebelde y hay escenas que literalmente fueron censuradas por parte de la producción, más otras que Fincher tuvo que luchar para que no fueran descartadas. Si te gusta mucho la película te recomiendo que le des una oportunidad al libro de Palahniuk. Es frenético y sorprendente, sobre todo en la parte final, donde parece que está más inspirado su autor.

Hay muy pocas diferencias entre las obras en la primera mitad de película, pero es en el final donde creo que el libro supera a la obra de Fincher. El final del mismo es aún más terrible: Narrador cree que ha muerto y que está en el cielo, pero en realidad se encuentra en un hospital psiquiátrico. Este se cartea con Marla y los enfermeros del hospital forman parte del Proyecto Estragos, quienes le dicen que todo sigue según el plan y que van a acabar con la civilización para hacer del mundo algo mejor.

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