En los últimos años, la industria televisiva española ha ascendido varios peldaños, siguiendo la estela de las referencias norteamericanas o inglesas. Lo hemos visto en series como Isabel, El ministerio del tiempo, Fariña, La casa de papel…
Análisis de Isabel, primera temporada.
Análisis de El ministerio del tiempo
Crítica de la tercera temporada de La casa de papel.
El lunes nueve de septiembre TVE estrenó, tras una publicidad poco interesada, Malaka. Un policiaco ambientado en Málaga con guionistas malagueños, una pareja protagonista de la ciudad y con la producción de Javier Olivares. A este paso, el hombre que va a revolucionar la ficción televisiva española.
Entrevista a Javier Olivares en Lascosasquenoshacenfelices
Como siempre ocurre con TVE y sus series, Malaka es una serie maltratada ya desde sus comienzos. Es inadmisible que la televisión que pagamos todos comience a emitirse cerca de las once de la noche. Para hacer más daño, encima proyectan dos capítulos seguidos. ¿Es que no tienen en cuenta que la inmensa mayoría de los españoles no puede quedarse hasta las largas una de la mañana?
Sin embargo, que esto no os eche para atrás: Malaka es una serie que promete, y mucho.
La serie aborda una investigación policial desde el punto de vista de tres personajes. Por un lado, Blanca Gámez (Maggie Civantos), una policía de élite que es enviada desde Madrid a Málaga tras matar a un criminal. Por el otro, Dani Arjona “El gato” (Salva Reina), un policía malagueño corrupto que tendrá que trabajar con Blanca para averiguar el paradero de la hija de un importante constructor de la ciudad mientras lidia con la entrada de una nueva droga en su barrio. El tercero es discordia es Joaquín “Quino” Romero (Vicente Romero), un ex policía y actual detective privado que investiga la desaparición de un chico. Todo ello con los suburbios de Málaga como telón de fondo.
Al igual que Fariña, La isla mínima o Narcos, Malaka es un policiaco que se impregna de la fuerte localidad de Málaga, con sus barrios quinquis y su fuerte acento. Sin embargo, la esencia de la serie es internacional porque entra dentro de los límites del policiaco tradicional. Al fin y al cabo, la serie aborda los problemas sociales y criminales de los suburbios de una ciudad con fuerte crecimiento económico y proyección turística. La otra cara de una de las ciudades más prósperas de España.
A diferencia de otros thrillers como Broadchurch o Mar de plástico, Malaka es una serie de cocción lenta, en la que no importa tanto la sucesión de acontecimientos como la construcción de personajes.
Así, Blanca es una mujer implacable tanto con los demás como consigo misma, con actitudes bulímicas, incómoda ante su pareja y con escaso afecto hacia su hijo, además de una baja tolerancia a la frustración, como refleja el hecho de no querer ver a su padre demenciado.
“El gato”, en cambio, es ese personaje caramelo que Salva Reina llevaba esperando toda su carrera. En un sorprendente cambio de registro, Reina compone a un personaje autodestructivo, un hombre de barrio que, usando su condición de policía, protege a los criminales de su zona a cambio de beneficios. Sin embargo, no deja de ser un hombre honesto consigo mismo. Sigue viviendo en la casa de su abuela, paga la manutención de su hijo mientras su ex pareja convive con un inmigrante y se preocupa por sus amigos cutres de toda la vida.
Por último, “Quino” es el personaje menos abordado del trío protagonista. Un detective de métodos poco ortodoxos (véase la escena del chico del escarabajo verde) con una vida familiar desastrosa y que se verá metido, sin querer, en la trama de la serie.
Además, Malaka cuenta con un interesante plantel desconocido de secundarios con auténticos robaescenas como los nigerianos, los amigos de “El gato” y, sobre todo, esa Tota, interpretada por Laura Baena Torres. La Padrino de Guadalmedina es uno de esos personajes inolvidables.
En definitiva, Malaka es un policiaco con una trama canónica y, hasta cierto punto, predecible, pero que cuenta con una dirección con nervio, un tono realista e incómodo, sorprendente en la televisión pública; y, por encima de todo, unas magníficas interpretaciones. Probablemente, la serie sea de esas en las que el asesino es lo de menos. Lo importante es como tres personajes hundidos en el fango luchan por salir de él. Lo que tan bien nos contaron Chandler, Cain, Leonard o Ellroy y que ahora podemos ver en Malaka. Muy recomendable.