El Universo Cinematográfico de Marvel, uno de los experimentos comerciales más exitosos del Séptimo Arte, nunca ha ocultado que sus creadores no tienen miedo a distanciarse de los tebeos en los que se inspiran. Suelen mostrar respeto hacia las fuentes originales trasladando al celuloide lo que funciona, en vez de copiar ciegamente los aspectos más incómodos para su audiencia. Uno de los ejemplos más evidentes a la hora de tratar las diferencias entre el cómic original y la adaptación es el caso de Iron Man y, en concreto, de su némesis El Mandarín.
Desde que Robert Downey Jr. se metió en la armadura del Hombre de Hierro, quedó muy claro que era un personaje distinto, mucho más socarrón y carismático que su homólogo de las viñetas. La modernización de este icono de Marvel también llegó hasta sus enemigos: en su primera película se enfrentó a terroristas en el desierto, el resto de sus villanos son gurús de la tecnología… pero, a pesar de lo popular que acabó siendo esta versión, a los fans del personaje se les quedó una espina clavada. Ver a su archienemigo en acción. A pesar de que la organización criminal llamada “Diez Anillos” que secuestró al héroe en su primera aventura hacía referencia a él, la encarnación del villano que se presentó en Iron Man 3 era… distinta. Aunque todo el mundo conoce ya el spoiler, lo diré de todos modos: a pesar de que el material complementario posterior sugiere la existencia de un verdadero Mandarín, el que aparecía en dicho filme era un mero actor contratado por el malo de la película, Aldrich Killian, para crear una falsa amenaza terrorista. Una decisión polémica y algo decepcionante pero, dentro del contexto de la película, adecuada.
Este parecía ser el final del Mandarín en el Universo Cinematográfico de Marvel… pero, entre las películas de la Fase 4 que Marvel Studios ha anunciado en la Comic Con, se halla Shang-Chi: La leyenda de los diez anillos, que promete traernos a Tony Leung como el malogrado villano, algo que ha provocado una polémica en el mercado chino al que pretende dirigirse esta película. ¿Cómo puede Marvel adaptar exitosamente un personaje tan desfasado como este? Para responder a esta pregunta, habrá que remontarse a los orígenes de esta controversia.
¿Por qué no apareció en Iron Man 3?
Shane Black, director de la tercera entrega de las aventuras del Vengador Dorado, lo dejó claro desde el principio: la versión original del Mandarín le parecía una caricatura racista… y no andaba desencaminado. Este antagonista de origen aristocrático, armado con diez anillos mágicos, no ha envejecido nada bien por las connotaciones racistas que comentaremos a continuación. Además, es de suponer que Kevin Feige prefería no contrariar al poderoso mercado chino, que seguramente no habría reaccionado bien ante un villano de estas características enfrentado a un héroe blanco. Podemos criticar el cinismo de este movimiento empresarial, pero es cierto que la inspiración del Mandarín está bien clara: el diabólico doctor Fu Manchú. Y sobre este personaje sí que no hay dudas.
Fu Manchú, uno de los primeros antagonistas de la literatura que se puede calificar de supervillano, surgió de las novelas pulp de Sax Rohmer. Fue el exponente más famoso del llamado “peligro amarillo”, es decir, de una serie de villanos de origen oriental con características raciales muy marcadas que, más que la peligrosidad de un individuo, pretendían representar la supuesta maldad de toda una etnia. Este genio diabólico, creado por un autor inglés, odiaba profundamente a los hijos de la Gran Bretaña. Con el paso del tiempo, su rencor se fue extendiendo a la totalidad de los hombres caucásicos, llegando hasta el punto de buscar su exterminio. Por supuesto, Sir Denis Nayland Smith y el doctor Petrie, calcos de Sherlock Holmes y el doctor Watson, siempre actuaban a tiempo para detener sus planes.
Este personaje ha aparecido en el cine en numerosas ocasiones, interpretado por leyendas del terror como Boris Karloff o Christopher Lee… e intérpretes blancos maquillados. Las películas en las que aparece este villano, algunas de ellas dirigidas por el legendario cineasta español Jesús Franco, ofrecen un placer culpable y entretenido de serie B, pero no se puede negar que el trasfondo del personaje es profundamente racista, tanto que lleva años sin aparecer por nuestras pantallas y nadie lo echa de menos. Por ello, ¿cómo trasladar a los nuevos tiempos a un antagonista inspirado en un estereotipo como este, dentro de una franquicia tan inofensiva como Marvel? Echemos la vista atrás unos cuarenta años, porque dos creadores ya respondieron a este dilema…
El hijo de Fu Manchú
Steve Englehart y Jim Starlin, dos de los guionistas más psicodélicos y capaces de la Marvel de los setenta, se enfrentaban a un problema: en una época en la editorial publicaba una gran cantidad de adaptaciones de personajes ajenos al cómic, lo que dio lugar a las series de Star Wars y Conan, ellos fueron los encargados de adaptar al rancio doctor Fu Manchú a las historietas. Estos dos grandes creadores, de tendencias progresistas, decidieron optar por una solución tan sencilla como acertada: este villano no sería la representación de una etnia entera porque el héroe al que se enfrentaría, un personaje que llevaban tiempo desarrollando, también sería asiático. Así nació el maestro de artes marciales Shang-Chi, con el que estos autores exploraron su visión de la cultura oriental en plena fiebre por las películas de karatekas. Este joven luchador debía enfrentarse a las maquinaciones de su padre, en un argumento que acabó dando lugar a una colección de culto.
Aunque no ha habido confirmación por parte de Kevin Feige, es de suponer que el Mandarín interpretado por Tony Leung ocupará el lugar de Fu Manchú, cuyos derechos Marvel perdió hace mucho. En cualquier caso, la lógica es la misma que siguió el estudio en el caso de Pantera Negra: convertir al trasnochado villano Hombre-Mono, cuya indumentaria podía haber dado lugar a malentendidos, en un guerrero honorable. Además, nadie acusó a este filme de racista por tener en Killmonger a un villano africano, dado que gran parte de su elenco compartía sus características étnicas. Seguramente la maquinaria industrial de Marvel siga la misma estrategia en la película de Shang-Chi.
Más allá de estas consideraciones, la elección de un actor tan prestigioso como Tony Leung, conocido por su aparición en películas “serias” como la sublime trilogía romántica de Wong-kar Wai, seguramente tenga como resultado un personaje más complejo que el que surgió en las viñetas del tebeo Tales of Suspense en plena Guerra Fría. Los propios cómics han ahondado en el pasado y motivaciones de este villano, aportándole cierta nobleza que originalmente le faltaba a esta copia de Fu Manchú. Por lo tanto, existe una base para crear a un enemigo equiparable a Killmonger, sin caer en estereotipos.
Conclusión
No seamos ingenuos: seguramente, la gran corporación que es Marvel Studios ya se haya planteado todas estas preguntas. Si se ha atrevido a anunciar el casting de este personaje, es porque tiene un plan para adaptarlo al mercado moderno, y porque cuenta con un actor tremendamente popular en el mercado asiático. En la era del feedback en redes sociales, parte del éxito de Marvel se debe a escuchar lo que quieren sus fans más acérrimos: ya se comprobó a través de cierto personaje que aparece en la escena post-créditos de Spiderman: Lejos de casa, y vuelve a comprobarse ahora.
En conclusión, será curioso comprobar cómo, si no se trata de otro señuelo como el de Iron Man 3, un personaje tan desfasado se adapta al siglo XXI. Algunas historias siguen conservando gran parte de su fuerza a pesar de lo trasnochadas que resultan, lo que ha dado lugar a secuelas que aprovechan lo mejor de ciertas franquicias y desechan aquellos valores negativos que nadie está dispuesto a aceptar hoy en día. Quizás sea esto lo que suceda con un personaje tan estereotipado como El Mandarín. Sin embargo, la reacción negativa en la red social Weibo muestra que se trata de un ejercicio de funambulismo comercial muy arriesgado, que podría pasarle factura a Marvel en el futuro si no lo lleva a cabo con delicadeza.
El tal Shame Black debería primero pedir perdón por la basura de su nuevo “Predator” y eso que no,no aguante hasta el final de semejante mierda,el resto me lo contaron los pobres que si aguantaron verla entera.Que tenga razón respecto a lo de Mandarín es otro tema,porque esa película de “Iron Man era otra caca y de las grandes.Mediocre director.
Bueno, Iron Man 3 es la película que más divide al público: todo el mundo tiene más o menos claro que la primera es buena y la segunda es mala, y la tercera es… rara. A mí personalmente me entretuvo, aunque hubo algún momento de humor que me chirrió bastante.
Y, sí, la película de Predator deja bastante que desear. Ni este monstruo ni el xenomorfo han tenido suerte en el siglo XXI.