Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Desde este vuestro amado sitio hemos hablado de mucho de Baldur´s Gate, y como ni ibamos a hacerlo de Baldur´s Gate III. Mucho de todos sus herederos: de Tyranny, de los Dragon Age, de Divinity Original Sin I y II, de los Mass Effect, de los Fallout y, claro, de lo mejor del género en perspectiva isométrica: los dos Pathfinder (especialmente Pathfinder: Wrath of the Righteous, cima del género). En fin, que incluso hicimos un glorioso video de gran éxito de crítica y público (=nuestras respectivas parejas nos comunicaron que no habíamos hecho demasiado el ridículo) sobre el porqué de la importancia del primer Baldur´s Gate, de la locura que inició a finales de los años 90 incluso entre quienes tampoco jugaban mucho a videojuegos y tantas cosas más. Aquí lo tienen en toda su gloria, con voz del muy sexy Miguel de Lys y texto adaptado de un servidor:
Y aunque, estimado Pueblo, desde este rincón sabemos que os encantan los textos largos, con muchas oraciones compuestas y citas en latín vamos a ahorraros, otra vez, el tiempo. Somos conscientes de la importancia de cada minuto y segundo en vuestras vidas. Para qué perder más tiempo leyendo sobre Baldur´s Gate III. Resumen: a favor. No perdéis el tiempo comprándolo. Ni jugándolo. Ni yendo a la cama pensando en lo que vais a hacer en el juego mientras la cabeza se apoya en la almohada. Es más: no solo perdéis el tiempo, sino que lo ganáis. Porque es uno de esos raros casos en los que uno juega no para completar realmente nada sino porque es genuinamente divertido de principio a fin. Juegazo. No sé qué haces continuando este párrafo. Vete ya a comprar el juego de Larian Studios. Venga.
Al lector asiduo del blog no le extrañará que incluyamos más texto a esta crítica (más o menos) de Baldur´s Gate III. Pensamos en la persona que folla mucho (o incluso algo) y en el que se duerme leyendo pero también en quién desea pasar el mayor tiempo posible de su jornada laboral en el baño cagando y leyendo tontadas en el móvil. A ti, que conoces los secretos horribles del universo y tratas de olvidarlos, te agradecemos el esfuerzo, amado lector. No estás solo. Ya no. Formas parte de nuestra familia. Nos ahogaremos juntos mientras nada hacia ningún sitio esperando encontrar una isla. Ven aquí, no tengas miedo, nos hemos duchado.
Todos los análisis habidos y por haber de Baldur´s Gate III hablan del larguísimo desarrollo del juego (6 años), en que lleva como 70-100 horas acabarlo, en que tiene más texto que El Señor de los Anillos y más escenas cinemáticas que toda la serie de Juego de Tronos. Ya se han podido leer y ver análisis repitiendo como papagayos que es la mejor recreación de un juego de rol de mesa a un videojuego. O que los personajes parecen más vivos que nunca. También, dentro de los encendidos y justificados elogios, se ha pasado por alto varias taras que prácticamente todo el mundo le ha perdonado. Pero que existen. Resumiendo, lo fantástico que es el juego (lo es) y lo que supone filosóficamente ha hecho olvidar lo menos bonito y sobredimensionar lo bueno.
Al fin y el cabo Baldur´s Gate III supone recobrar la filosofía de hacer y vender un videojuego de los años 90 pero en casi la mitad de la segunda década del siglo XXI. Es decir, no tiene los habituales programas corriendo a la vez que el videojuego para asegurar que el no es una copia pirata (y que tanto ralentizan tantos videojuegos actuales). No te venden ese horror ya habitual de lo que llaman “pase de temporada“, con los añadidos futuros al juego vendidos por anticipado. No hay recortes del juego para vendértelos aparte. No hay microtransacciones. Compras el juego y ahí está todo. Ya está. Queremos ganar tu dinero, amigo aficionado a los videojuegos, pero te damos un beso antes de intentar accederte sexualmente por uno de los otros dos orificios.
También en cuanto a filosofía Baldur´s Gate III no te trata como un niño que sale por primera vez de casa a por el pan. No es un videojuego de mundo abierto sino de mapas cerrados gigantescos interconectados, pero en los que es fácil perderse misiones o directamente zonas enteras. Aquella puerta que no abriste. Aquel enano al que no limpiaste el cinturón. Aquel monstruo que decidiste matar y no deberías. Hay zonas y mapas gigantes enteros que puede que ni veas si haces esto o aquello. Y el videojuego no se esfuerza en llevarte allí a rastras. Así acabas el juego, lees sobre él y descubres que hay una zona llena de…ni te lo imaginas. Pues existía. Y muchas veces tú te encuentras estas cosas un poco de casualidad, un poco no, pero el sentimiento de maravilla existe y es real.
Baldur´s Gate III es un refinamiento en cuanto a combate de los Divinity Original Sin. Las peleas son en vertical y horizontal. Se puede combatir desde muy alto, a la misma altura, muy lejos, muy cerca, a distancia media. Hay peleas con lava, en colinas, en edificios en llamas, en templos abandonados, en mazmorras subterráneas que se están llenando de agua, en criptas oscuras que no se ve nada y a saber cuantos tipos más de entornos. Éstos cambian las condiciones de cada combate. Los enemigos son enormemente variados en cómo atacan, qué cosas les hacen más daño y en cómo se aprovechan del escenario (cuidado con los sitios donde puedan empujarte al vacío que lo hacen).
Las dos cosas se combinan para darnos combates que casi nunca se repiten por sus circunstancias, no siendo solo un cambio estético sino profundo en cuanto a qué hay que hacer para ganar. Es divertidísimo casi cada combate que puede uno jugar…pero se nota que han bajado mucho el listón de dificultad desde los Divinity Original Sin. Es inmensamente accesible, y más si ya hemos jugado algún juego de rol antes y entendemos lo de llevar más o menos un tanque, un curador, un mago y un pícaro. Es decir, es tirando a poco desafiante y en eso sí es peor que Divinity Original Sin 2, que estaba perfectamente equilibrado en cuanto a dificultad.
En este punto hay que llegar a la frase manida de “es lo más cercano al rol de mesa” para hablar de Baldur´s Gate III, lo cual nos lo vamos a tomar como lo que es. Es decir, una frase hecha que se ha repetido una y otra vez hasta acabar con la cordura humana. Pero no es así. Baldur´s Gate III nos lleva al campamento a dormir sin que nos asalten en mitad de la noche. Nos permite repetir tiradas de dados en pruebas de habilidad. Nos facilita rectificar la progresión de niveles y las habilidades que vayamos cogiendo con nuestro personaje dejándonos cambiarlo casi como queramos costándonos muy poco. LA pesar de las muchísimas habilidades y hechizos que podemos tener realmente en cada subida de nivel de personaje las decisiones no son tantas. También el tema del peso que llevamos es irrelevante porque podemos mandar mágicamente las cosas al campamento, no influyendo prácticamente nada. Es decir, cosas que Pathfinder: Wrath of the Righteous hace sobradamente de manera mucho más fiel en un videojuego que Baldur´s Gate III.
También Pathfinder: Wrath of the Righteous es mucho más complejo a la hora de viajar, en cantidad y variedad de hechizos o en las mismas relaciones o romances. Pero ayh amigo, Baldur´s Gate III es fiel a las dos primeras partes en algo esencial que al final es lo que cuenta. Baldur´s Gate era en su día menos complejo argumentalmente que Planescape Torment y como videojuego de rol que da alternativas para resolver cada enfrentamiento era inferior de lejos a Fallout, pero acercó de manera accesible al rol a mucha gente que nunca había jugado a nada del género. Y Baldur´s Gate III es igual en espíritu: es superior en el sistema de combate a cualquier videojuego de rol occidental pero en cuanto a lo épico, la profundidad argumental o complejidad de desarrollo de personaje ni se acerca a los Pathfinder. No es solo llegar a la mejor representación de lo real sino en hacer al final mejor videojuego para un público mayor. Baldur´s Gate III es heredero de los dos anteriores en esto, y posiblemente en el imaginario de los aficionados a videojuegos ocupe el mismo lugar y por los mismos motivos que sus dos partes anteriores.
Y si lo hará es, además de por lo ya dicho y elogiado, es por lo mucho que recompensa el juego explorar. También lo que recompensa hablar con seres vivos, con muertos o incluso con animales. Cómo consigue que no solo se haga por ver qué objeto o cuanta recompensa nos dan, sino porque el proceso de hacerlo es divertidísimo. El juego ha tardado años en acabarse por el mimo casi sin fin de casi cada rincón. Por las mil anécdotas de las mil historias o situaciones en las que nos metemos, con un sentido del humor macabro o surrealista que nos sacará más de una sonrisa. Baldur´s Gate III no produce cansancio que sí podía producir Cyberpunk tras llevar algunas horas, sino que uno piensa, sin haber acabado, en hacerse otro personaje y hacer las cosas de otro modo totalmente distinto…
Y, en ese hacer algo distinto en otra partida de Baldur´s Gate III, el mundo cambia. Algunos personajes mueren. Otros que eran enemigos resulta que son personajes jugables. Otros se van. De algunos nunca volvemos a saber, de ellos ni de sus misiones, pero en su lugar se abren nuevas zonas, nuevas misiones y la historia transcurre de un modo distinto, llegando a afectar a la dificultad de las batallas…o a la propia existencia o no de éstas. Se ha llegado a un punto de acciones que repercuten mucho tiempo después en la misma partida a niveles de The Witcher 3 o Alpha Protocol. Así pasa, que al llegar al Acto 3 del juego cuando se publica esto lo normal es que corra a pedales. Es así. Del mismo modo que los dos primeros actos pueden correr de maravilla en nuestro ladrillo de ordenador de hace 10 años, lo cual es un prodigio de la optimización, la cantidad de variables y cosas que pueden cambiar y suceder en función de nuestras elecciones y eficacia combatiendo hacen que ningún ordenador corra bien el Acto 3 hoy. Es en la segunda partida cuando te das cuenta de la barbaridad que es el juego en cuanto a ambición, no menos que Pathfinder: Wrath of the Righteous, pero más enfocada a las consecuencias respecto a lo que haces o dejas de hacer (sí, vuelven las misiones que pueden fallarse si haces otras antes).
Y desde aquí sabemos lo que le ha gustado al Pueblo que Baldur´s Gate III sea tan cinematográfico en sus peleas, conversaciones o discusiones. Cómo todo el mundo quiere ligar con el aprendiz de vampiro o con la medio diablesa. Se han hecho cosas muy bien escribiendo a los personajes y el medio es medio-alto, por más que sigamos diciendo que ninguno supera o iguala al enorme gnomo caballero infernal de Pathfinder, Regil, al que ya hemos hecho un homenaje aquí. Pero el conjunto es el que es, uno que mezcla accesibilidad, suficiente profundidad, relaciones desde un punto de vista cinematográfico, combate maravillosamente divertido, muchísimas recompensas por explorar y una influencia decisiva del personaje en el mundo. Todo ello además listo para que alguien que nunca ha jugado a nada relacionado con el rol entre y se enamore del género para siempre.
Diremos de Baldur´s Gate III lo que dice todo el mundo: está a la altura del nombre de la saga. Es de esas cosas que uno quiere olvidar todo para haber podido entrar de nuevas a disfrutar otra vez de las peleas rodeados de lava, luchando contrareloj en una mazmorra subterránea rescatando a prisioneros mientras todo se inunda rápido o atendiendo al holograma de un compañero muerto que nos da las instrucciones muy precisas para resucitarlo (uno de los momentos más espectaculares del juego). Todo eso nos hace perdonar, aunque no olvidar, que a pesar de su increíble optimización el juego se cuelga cada cierto tiempo, que quizás se han pasado con poner las cosas sencillas (lo del peso termina siendo irrelevante cuando todo lo puedes mandar mágicamente al campamento) y que el nivel de dificultad normal es tirando a muy sencillo. Pero, como decimos, son cosas menores. Baldur´s Gate III sin ser el más profundo ni el más fiel va a ser, como las anteriores dos partes, la referencia de su generación de videojuegos de rol. Otra vez.
Sed felices.