Sin saberlo, Clint Eastwood regaló una muerte dulce al western a inicios de los 90. Aunque durante esos años existió un resurgir comercial, desde 1992 hasta ahora encontramos, en el mejor de los casos, magistrales rememoraciones de un género al que poco nuevo se ha aportado.
La guía definitiva del western (parte 1): en el principio.
La guía definitiva del western (parte 2): los años de gloria.
La guía definitiva del western (parte 3): la larga agonía.
Comenzamos.
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Rápida y mortal (1995), de Sam Raimi. Western cartoon.
La moda del western de los años 90 vivía regida por el principio clásico. Con dos excepciones: el intento de vuelta de tuerca de Jim Jarmusch con su Dead Man y la locura de Sam Raimi en Rápida y mortal, que se permitió homenajear al spaghetti western, aquella corriente que alargó la vida del género durante unos veinte años más.
Rápida y mortal no es solo un spaghetti western, sino que, prácticamente, parece un cómic cartoon. Gabardinas alargadas, fetichismo con distintas armas, planos abigarrados y un villano que se llama Herodes.
Centrado en un campeonato de duelos, Rápida y mortal se beneficia de la espectacularidad de sus tiroteos y del carisma de un reparto de grandes estrellas y futuras promesas.
No en vano, tenemos a Sharon Stone de protagonista tres años después de Instinto Básico. Pero también a Gene Hackman de villano, que siempre mejora una película cuando aparece. Si a eso le añadimos unos jóvenes Leonardo Di Caprio y Russell Crowe, tenemos una excesiva historia de venganza con protagonismo femenino. Lo más parecido a un western de dibujos…pero en carne y hueso.
DISPONIBLE EN: Netflix.
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Dead man (1995), de Jim Jarmusch. El extraño western americano.
A lo largo de la historia del western hasta Sin perdón, encontramos western clásico, psicológico, spaghetti western o revisionista. Pero jamás habíamos visto un western que en lugar de reflexionar sobre el género, asiste estupefacto a cómo se pudo dar lugar a un contexto como el Oeste americano.
Nosotros tomamos la mirada de William Blake, serio contable con el rostro del Johnny Depp más joven y, por tanto, más indie y alternativo. Comenzamos tomando un tren en el Este en el que sus integrantes son cada vez más salvajes. Y, sin comerlo ni beberlo, se convierte en un fugitivo ayudado por un indio y perseguido por tres cazarrecompensas.
Dead Man no es que se ría del género, es que nos cuenta una historia disparatada porque, sencillamente, lo que ocurría en el Oeste americano no tenía ningún sentido lógico. Encima, cuenta con una de las mejores fotografías en blanco y negro de la historia del cine. Además, la música es de Neil Young. Es un western extraño y no para todos los públicos. Os dejará con más preguntas que respuestas, pero lo recordaréis durante toda la vida.
Disponible en: Filmin y Prime video.
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Deadwood (2004-2006), de David Milch. Crónica de un violento proceso de civilización.
Creada durante la Edad de Oro de la televisión estadounidense y, por tanto, la Edad de Oro de HBO, Deadwood (aquí nuestra crítica) duró tres temporadas, con una película dirigida más de diez años después. La cual, por cierto, no está a la altura de esta obra magna de la historia de la televisión.
Deadwood narra la historia de una comunidad que comienza a construirse a raíz de la Fiebre del Oro y las relaciones que se establecen entre sus miembros, marcadas por la amistad, la conveniencia o el odio acérrimo.
Pero, por encima de todo, Deadwood habla del paso de la barbarie a la civilización. De la necesidad de una mínima ley para prosperar. De cómo un cacique local (inmenso Ian McShane) debe ceder a la colaboración e, incluso, perder poder para convertirse en alguien aún más poderoso.
Analizada hasta la saciedad por seriéfilos y sociólogos, Deadwood es una serie que siempre es un placer volver a ver. Por los distintos personajes que pueblan Deadwood, verdadero protagonista de la mejor crónica que se ha realizado sobre la civilización del Oeste americano.
DISPONIBLE EN: Max
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Enfrentados (2006), de David Von Ancken. Huida sin fin.
A finales de los 90, el western volvió a diluirse para quedarse en lo que ha sido hasta ahora, pequeños oasis de grandes películas en un desierto marcado por la ignorancia al género.
Uno de estos oasis fue Enfrentados, una persecución implacable a través de las Montañas Rocosas a cargo de un coronel confederado que ha jurado vengarse del hombre que acabó con su familia durante la Guerra de Secesión.
Película de aventuras que no da tregua y en que la venganza empieza con un carácter violento y animal para terminar en la pura abstracción de un lugar que no es un lugar.
Encima, tenemos uno de esos duelos interpretativos que no sabíamos que necesitábamos hasta que lo vimos en la gran pantalla. Un Liam Neeson demoledor antes de su revelación como héroe de acción y un Pierce Brosnan que nunca ha estado mejor como desesperado perseguido que hará lo que sea necesario para sobrevivir.
DISPONIBLE EN: Netflix.
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El tren de las 3:10 (2007), de James Mangold. La épica del honor.
Probablemente nos encontremos ante el mejor ejemplo de lo que ha supuesto el western en el siglo XXI. Películas de aventuras marcadas por actores carismáticos y una rememoración nostálgica del cine clásico.
El tren de las 3:10 es el remake de la película homónima, ya mencionada antes, de 1957. Y, aunque el alma del relato de Elmore Leonard sigue ahí, las diferencias son sustanciales.
Esta versión actual (aquí retro-análisis) está mucho más marcada por la aventura. Se sitúa casi completamente en exteriores y no hay ni rastro del duelo dialéctico y la oscuridad de la versión original.
De hecho, algunas de las decisiones del “villano” son más que cuestionables por el querer despojarle de su maldad.
En definitiva, el enfoque es distinto, más épico, a lo que ayuda un dúo actoral que, nuevamente, no sabíamos que necesitábamos. Christian Bale y Russell Crowe en absoluto estado de gracia. Ya solo por eso merece la pena esta gran película.
DISPONIBLE EN: PRIME VIDEO.
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El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007), de Andrew Dominik. Qué mala es la envidia.
Una distinta.
El australiano Andrew Dominik abordó la historia de Jesse James y su asesinato (que ya se había abordado en Tierra de audaces, de 1939) con un enfoque tan novedoso como atractivo.
Película de ritmo tan lento como largo es su título, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford es una aproximación lírica y contemplativa a las andanzas de un Jesse James con evidente inestabilidad emocional y a la traición que sufrió por parte de Robert Ford, uno de los miembros de su banda.
Brad Pitt está inmenso como lo que es, un ídolo del cine moderno transformado en… eso, un ídolo del lejano Oeste que va mostrando sus grietas conforme avanza la película. Pero el verdadero protagonista es un Casey Affleck que comienza fascinado por la figura de su líder para terminar, poco, a poco, engullido por la envidia hacia una persona que no cumplió sus expectativas.
DISPONIBLE EN: Max
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Appaloosa (2007), de Ed Harris. Nada como un amigo.
Como en tantos otros westerns modernos, Appaloosa no aporta nada nuevo a lo ya visto. Por no ser novedosa, no lo es ni su historia. Dos hombres se hacen cargo de la defensa de un poblado dominado por un despiadado cacique, historia que hemos visto en más de veinte películas.
Ellos son Ed Harris y Viggo Mortensen. El primero es el líder, el que tiene la iniciativa. El que negocia. El que se enamora. El segundo es silencioso. Obedece ciegamente. No se cuestiona nada porque su lealtad es extrema. Aunque se enamore.
Así, puede que en Appaloosa haya multitud de tiroteos, saloons, duelos y persecuciones. Pero, sobre todo, hay una gran amistad. De esas en las que las palabras sobran. En las que uno habla a través de sus actos. Gran Ed Harris, gran Jeremy Irons y enorme Viggo Mortensen.
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Django desencadenado (2012), de Quentin Tarantino. El último spaghetti western.
Era cuestión de tiempo. Veinte años después de Reservoir Dogs y de haber homenajeado distintos géneros que admiraba, Tarantino dirigió su primer western. Desde el blaxploitation a las artes marciales. Pero siempre con un toque western y una admiración por el ritmo de Sergio Leone y esos profesionales hawksianos: los miembros de la banda de Reservoir Dogs y Kill Bill, el oficial de la condicional de Jackie Brown o los Malditos Bastardos.
Para su primer western, Tarantino dirige un spaghetti western. Lo es desde su título, homenaje al mítico Django de Sergio Corbucci (1966). Pero también en sus formas estilísticas, su violencia y su canallismo, tan del gusto de su director.
Profundamente reaccionaria, Django tiene un protagonista afroamericano, cuenta con la cabalgata más patética de la historia del Ku Klux Klan y muestra a un par de villanos impresionantes. Uno, Di Caprio, por su interpretación y otro, Samuel L. Jackson, por lo inesperado de su papel.
Y claro: las largas escenas de diálogos repletas de tensión marca de la casa. Lástima que se alargue un poco al final.
DISPONIBLE EN: Netflix.
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Deuda de honor (2014), de Tommy Lee Jones. Al final, solo nos queda vivir.
El actor Tommy Lee Jones ya sorprendió a medio mundo con un western situado en tiempos modernos, Los tres entierros de Melquiades Estrada. Pero para su tercera película como director, decidió regresar al lejano Oeste americano y contar una historia nada complaciente.
Deuda de honor narra la historia de una joven solterona que se decide a cruzar territorio salvaje para escoltar a tres mujeres que han caído en la locura por distintos motivos. Para un viaje tan peligroso, le pedirá ayuda a un viejo granuja al que salva de morir ahorcado.
Película viaje en que la barbarie no procede de la naturaleza, de los indios o de forajidos, sino de la propia humanidad, condenada a lidiar con la soledad, la maldad, la enfermedad o la locura.
Y sin embargo, pese a todo, como los protagonistas de esta película, hay que seguir viajando.
Seguir viviendo.
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Bone’s Tomahawk (2015), de S. Craig Zahler. El terror hecho western.
Tengo claro que el mundo necesita más de S. Craig Zahler. No hemos sabido nada de él desde 2018, tras tres peliculones que reformularon distintos géneros de explotación. Western carcelario y policíaco.
La primera de ellas fue Bone’s Tomahawk, una curiosa e impactante mezcla de géneros liderada por un Kurt Russell nacido para esto.
Por un lado, tenemos un western clásico clásico. A lo Howard Hawks, con cuatro hombres de distinta clase y condición que, por encima de todo, son grandes profesionales destinados a cumplir con su trabajo.
Por el otro, a una tribu de seres humanos más primitivos que los humanos. Verdaderas bestias pardas sin lenguaje que cometen actos brutales. Terror puro e impactante no apto para todos los paladares. Ojalá tengamos más westerns de Zahler.
Disponible en: Prime Video y Filmin.
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Los odiosos ocho (2015), de Quentin Tarantino. Western y Agatha Christie.
Los odiosos ocho es el ejemplo más claro en mi vida cinéfila de amor a segunda cita. Porque no soporté el primer visionado en el cine. Otra historia fue la segunda.
Si, Tarantino, experto en esquivar géneros de una película a otra, rodó un western tras Django desencadenado. Pero poco tiene que ver esta Los odiosos ocho con el dislate spaghetti de Django desencadenado.
Por lo pronto, exceptuando algún que otro pasaje en una diligencia, Los odiosos ocho (aquí nuestra crítica) transcurre en un único escenario, un destartalado saloon en una montaña azotada por la nieve. En él coincidirán distintos personajes en una insoportable espiral de tensión basada en un probable asesinato y en las heridas abiertas que dejó la guerra de Secesión.
Vamos, que Los odiosos ocho es una larga película de intriga a lo Agatha Christie, un suspense basado en identificar quién es el villano entre tanto personaje del saloon. Una joya.
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Los hermanos Sisters (2016), de Jacques Audiard. Antipática y anticlimática.
Como ocurrió en otras ocasiones en la historia del western, nada como una mirada ajena a la norteamericana para mostrar un Oeste distinto, desde una perspectiva más cruel e irónica. Ocurrió con Fritz Lang en el cine clásico o con los italianos en el spaghetti western. Y también con el francés Jacques Audiard en Los hermanos Sisters (aquí nuestra crítica).
La película cuenta con todos los alicientes narrativos propios de un western clásico. El conflicto entre barbarie y civilización. Dos hermanos protagonistas (Joaquin Phoenix y John C. Reilly en modo dioses de la interpretación) acompañados de un gran Jake Gyllenhaal.
Pero Los hermanos Sisters no se conduce por las vías esperadas. Prácticamente todo lo que ocurre no es que sea imprevisible, es que es totalmente anticlimático, poniendo a prueba nuestras expectativas y dejando huella. Si la mayoría de los westerns del siglo XXI rememoraban los clásicos, Los hermanos Sisters vuelven al revisionismo de los setenta.
DISPONIBLE EN: FILMIN.
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Godless (2017), de Scott Frank.
Enorme miniserie de aventuras perteneciente a la mejor etapa de Netflix, Godless (aquí nuestra crítica) no cuenta nada nuevo, pero su producción es tan cuidada que es una trama ideal para iniciarse en el género.
Frank Griffin, un despiadado bandido que está aterrorizando una amplia zona del oeste americano de 1880, va a la caza del joven Roy Goode, un antiguo protegido suyo reconvertido en su mayor enemigo. Roy, huyendo de Frank y su temida banda, se esconde en un rancho de La Belle, Nuevo México, una ciudad compuesta mayormente por mujeres viudas tras el derrumbamiento de la mina donde trabajaban los hombres.
Creada por Scott Frank, que posteriormente nos regaló Gambito de dama, Godless es un violento western que se eleva por encima de la media gracias a una inmensa Michelle Dockery y a un aterrador Jeff Daniels como villano. Pura aventura que cede el protagonismo a una de las figuras secundarias del género: las mujeres.
DISPONIBLE EN: Netflix.
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Old Henry (2021), de Potsy Ponciroli. Menos es más.
El western da para mucho. Desde grandes sagas familiares que abarcan distintas generaciones a una película como Old Henry, con tres personajes asediados en una cabaña por un grupo de agentes de la ley.
Tensa y pequeña película independiente, Old Henry explota al máximo la interpretación y el físico de un actor tan grande como feo, un Tim Blake Nelson en el mejor papel de su carrera.
La película es un asedio constante que desemboca en uno de los grandes tiroteos del western moderno. Una pequeña joya que merece más reconocimiento del que tiene.
Disponible en: Filmin.
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Noticias del gran mundo (2020), de Paul Greengrass. El valor de generar nuestra propia opinión.
Noticias del gran mundo se estrenó en Netflix casi un año después del inicio de la pandemia del COVID.
La película narra las aventuras de un antiguo capitán de la Guerra de Secesión que se dedica a narrar las noticias de distintos periódicos de punta a punta del Oeste americano. A su viaje se unirá una joven alemana cuya familia ha sido masacrada.
Noticias del gran mundo es puro Tom Hanks. Un actor capaz de mostrar que, en la mayor de las barbaries, siempre hay espacio para la humanidad. En pleno COVID, invadidos por la desinformación y las corrientes de pensamiento único, un western fue capaz de demostrarnos que tenemos las herramientas necesarias para generar nuestra propia opinión de las cosas sin que nadie nos la imponga.
Por eso fue la mejor película de 2021 (aquí nuestra crítica).
Encima vemos a Hanks disparando monedas con una escopeta de dos cañones. Si no la habéis visto, ¿Qué hacéis aquí leyendo esto?
DISPONIBLE EN: Netflix.
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El poder del perro (2021), de Jane Campion. La destrucción del mito masculino del cowboy.
En Montana, en 1925, dos hermanos gestionan un inmenso rancho. Phil es cruel y desea seguir con el modus operandi del cowboy, mientras que su hermano George es cándido y amable. Cuando George se casa con una viuda que tiene un hijo, Phil despreciará a la mujer mientras empieza a adiestrar al hijo de esta.
Nueva vuelta de tuerca a uno de los mitos del western. En este caso, al cowboy como paladín de la masculinidad. O lo que ellos entienden por masculinidad. Es decir, el alcohol, la agresividad, la iniciativa o el abuso de poder.
Pero nada es lo que parece en esta El poder del perro, y el fuerte puede resultar ser el eslabón más débil, mientras que aquel que no encarna los valores esperados de la masculinidad puede ser el más fuerte. Enorme película que cuenta con la mejor interpretación de Benedict Cumberbatch. Sí, todavía mejor que la de Sherlock.
Disponible en: Netflix.
- 1883 (2021), de Taylor Sheridan. Qué difícil era el Oeste.
Miniserie precuela de Yellowstone, 1883 narra la historia de una gran caravana de colonos que se dirige al corazón de la Norteamérica más indómita.
El principal valor de esta serie es el reflejo del mundo tan cruel que era el Oeste americano. No tanto por los forajidos y los indios, que también. Sino por el cólera del agua no filtrada, las serpientes de cascabel, el hambre o los tornados.
Aunque es una historia mil veces contada (al fin y al cabo, a los americanos les encanta contar la historia de los valientes que fueron cruzando el continente de costa a costa, no tanto de casi extinguir a los verdaderos pobladores de esa tierra), 1883 deja constancia de lo realmente meritorio, por cruel que fuera, aquel gesto.
Encima, tenemos el mejor papel de todo un vaquero como Sam Elliot.
Disponible en: Skyshowtime.
Y esto ha sido todo. Quedan decenas de películas destacadas del género. Al fin y al cabo, el western está en todos lados. En La hija del predicador, terror de 2014, o en Heat, de 1995. En Acorralado, la primera entrega de Rambo, o en Kill Bill: volumen 2.
En todos lados. Como los dulces, las sonrisas, los abrazos, los besos o un paisaje natural. En definitiva, no solo es que un género situado en un lugar y época determinado se haya convertido en algo universal, sino que es una de esas cosas que nos hacen felices.