La segunda película de Tim Burton sobre Batman es, a mi juicio, una de las mejores que se hayan hecho sobre el personaje. En nuestro retro-análisis de hoy y en conmemoración por los treinta años de estrenada Batman Vuelve, doy mis razones…
Tanto los cultores como los detractores de Tim Burton coinciden en algo: sus películas siempre se ven (o se veían) como totalmente propias. Pero mientras los primeros ven en ello una virtud por dotar a sus filmes de personalidad y estilo, los segundos lo consideran un defecto porque, dicen, desvirtúa las historias originales, acusación muy parecida a la que muchas veces ha recaído sobre Stanley Kubrick. Batman Vuelve no escapa a esa doble lectura…
Cuestión de Contexto
Burton no había quedado plenamente satisfecho con el resultado de la película de 1989 (aquí nuestro retro-análisis): no en cuanto a taquilla, ya que fue un éxito arrasador, sino porque sintió demasiada mano meterse en la realización al punto de no considerarlo un filme totalmente propio como los que gusta de hacer. Es por ello que para la secuela (con la cual en principio no querían saber nada ni él ni Michael Keaton), exigió total libertad artística y, viendo hoy el resultado, se nota.
No es que en el primer filme no hubiera elementos burtonianos: los había y muchos, pero la vorágine de publicidad y marketing que, en aquel momento, rodeó al rescate del murciélago para la pantalla le terminó quitando buena parte de su impronta.
Hay que reconocerle a Burton, no obstante, el haber logrado en la primera entrega algo entonces impensable: que una película de superhéroes (aunque técnicamente Batman no lo sea) pudiese ser concebida para un público adulto cuando los no conocedores de cómics tenían como única referencia de live action en pantalla al Batman de los sesenta (maravilloso, pero irónico y muy pop-art); los más memoriosos, quizás, los seriales de los cuarenta y cincuenta.
Es injusto que se le reconozca tan poco a Burton el mérito de haber traído al cine la oscuridad que ya para ese entonces y desde hacía rato destilaban los cómics, como los de Frank Miller o Alan Moore, de quienes se reconoce lector y admirador. Quizás por una visión anacrónica a la luz de las películas de Christopher Nolan o la más reciente de Matt Reeves, casi nadie recala en que estas llegaron porque Burton les abrió el camino.
Considerar que el Batman de Burton no es oscuro por confrontarlo con el de Nolan es como decir que el de Nolan no lo es por comparación con el de Reeves, que a su vez quizás se vea “light” ante el que llegue mañana. En cine (y casi diría que en todo) es fundamental ubicar las cosas en contexto…
Villanos al Frente
Primero que nada: ¿qué tiene de semejante Batman Vuelve con su antecesora? Pues, fundamentalmente, el carácter casi secundario del hombre murciélago en contraposición con el altísimo protagonismo de los villanos. Si en la primera película eso había sido notorio al quedar Keaton en claro segundo plano detrás de Jack Nicholson, en esta aún más…
De hecho, Keaton tiene muy poco diálogo, sobre todo cuando está con el traje de Batman, y muchas líneas le fueron eliminadas por expreso pedido suyo. En la historia del cine sobran ejemplos en que una limitación técnica redunda en logro artístico: por citar un caso, el clima y misterio que rodean al tiburón de la película de Spielberg cada vez que, sin verlo, sabemos que está allí, es consecuencia de que el robot para recrearlo no funcionara casi nunca…
Algo similar ocurre con Batman Vuelve: si Keaton quería pocas líneas, era por no poder estar al ciento por ciento de sus posibilidades actorales con un traje que pesaba unos veinticinco kilos: nótese que en los enfrentamientos del final, lo usa sin máscara. Si quieres saber más sobre este y otros trajes de Batman, pincha aquí.
Eso ayudó a que ganaran lugar dos villanos inolvidables como el oscurísimo Pingüino de Danny DeVito o la soberbia Catwoman de Michelle Pfeiffer…
Ojo, no es que ellos tampoco la tuvieran fácil: el maquillaje del primero demoraba cuatro horas y media en estar listo, en tanto que el ceñido catsuit (originalmente diseñado para Annette Bening, que era quien iba a interpretar al personaje) fue una pesadilla para la actriz, prácticamente envasada al vacío, con dificultades para respirar y sufriendo cada vez que iba al baño porque para hacer sus necesidades no tenía más remedio que desnudarse por completo. No en vano y no hace mucho, le recomendó a Zoë Kravitz que hiciera tener eso en cuenta a los diseñadores del suyo…
Y había más problemas para los actores: en tiempos en que no era tan común el cgi, unos pocos pingüinos eran robots (como los que sobre el final realizan el cortejo fúnebre para Cobblepot), pero la mayoría eran reales y ello implicaba tener un ambiente climatizado a menos de dos grados cuando en el exterior hacía más de treinta. DeVito lo pasó más o menos bien con su pesado abrigo y sus kilos de maquillaje, pero Pfeiffer vivía congelada en su enjuto atuendo de látex.
Y ya que hablamos de animales incluidos en la filmación, tampoco hay truco alguno con el pájaro que Selina libera de adentro de su boca: es absolutamente real y está vivo (o por lo menos lo estaba en aquel entonces)…
Los Marginados de Gotham City
Batman Vuelve es secuela solo en lo formal. Son muy pocos los nexos entre la primera película y esta, al punto que podría considerarse reboot. Sacando, obviamente, al propio Keaton, está Michael Gough repitiendo rol como Alfred Pennyworth y Pat Hingle como el comisionado Gordon, pero muy poco más. Apenas una ligera mención a Vicky Vale, la reportera que, protagonizada en el filme anterior por Kim Basinger, parecía haber dejado la puerta abierta para continuar su historia sentimental con Bruce Wayne, pero que aquí brilla por su ausencia.
En el terreno de las diferencias, es la única película de esta franquicia (es decir, las dos de Burton más las dos de Schumacher que, se supone, le continúan) en que no hay referencia alguna a la infancia de Bruce o al callejón del crimen y sí, en cambio, a un origen de los villanos que hunde sus raíces en el rechazo de la sociedad y de su entorno familiar o laboral.
En el caso de Oswald Cobblepot, se resalta de manera especial su deformidad, un detalle de cómic casi olvidado en las otras encarnaciones para la pantalla y que aquí está, por el contrario, llevado al extremo.
Como uniendo la historia de Quasimodo con la de Moisés, Oswald es rechazado apenas nacer y, en una cesta, abandonado en un canal cuyas aguas le conducen al estanque de los pingüinos en el zoo. Eso no está en cómic alguno, desde ya: es una invención de Burton que hace al personaje rozarse con el de Eduardo Manostijeras (El Joven Manos de Tijera para América Latina), película que realizó entre ambas Batman y que es una de las más representativas de su estilo estético.
Cobblepot es, por lo tanto, un marginado social y lo mismo Selina Kyle, quien no carga con ninguna deformidad física pero sí con ser una secretaria tímida, retraída y algo torpe que sufre por ser mujer en una sociedad machista y en una empresa en la cual, por saber algo que no debiera, es arrojada desde una ventana por su jefe para, una vez en el piso y aparentemente muerta, ser asistida por los gatos, a quienes, según el mito, les sobran vidas para prestarle.
Un origen de Catwoman, en definitiva, diferente de los que más conocíamos por los cómics, ya fuera en los inicios del personaje a manos de Bob Kane–Bill Finger o en su reinvención por parte de Frank Miller en Batman: Año Uno. Ni azafata desmemoriada, ni ladrona de joyas, ni prostituta sadomasoquista…
Y sin embargo, el cómic también se hizo eco de este origen alternativo en Catwoman # 0 de The New 52, con guion de Ann Nocenti y dibujos de Adriana Melo que, siendo mujeres, lo rescatan como más acorde a una propuesta feminista que, contrariamente a lo que se suele creer, no es invención reciente.
Por cierto, Michelle Pfeiffer está increíble en el papel siendo, con diferencia, la mejor Catwoman que haya pasado por el cine (solo superada a mi juicio en la tv por Julie Newmar): si lo desean, pueden echar ojo a mi listado de las Catwoman en pantalla de peor a mejor aclarando que, siendo un artículo de 2020, no estaba aún estrenada The Batman y por ello no aparece Zoë Kravitz, que ha hecho un trabajo digno y correcto en tal filme.
Como hemos dicho y como tantas veces suele pasar, Pfeiffer ni siquiera era la primera opción para el papel sino Annette Bening, a quien un embarazo dejó abruptamente afuera sobre el inicio del rodaje. También fue considerada Nicole Kidman (no le hubiera calzado nada mal), quien terminaría interpretando a la doctora Chase Meridian en Batman Forever. Y quedaron igualmente por el camino Geena Davis, Demi Moore y hasta Madonna, que al día de hoy manifiesta estar arrepentida de haber dicho que no.
Aun cuando no podamos imaginar cómo hubiera quedado la película con cualquiera de ellas, lo cierto es que Pfeiffer compuso una increíble transformación de un personaje que, tras su caída desde la ventana, se convierte en su propia antítesis. Insólitamente, no fue nominada al Oscar por este papel y sí por el que interpretó el mismo año en Por encima de todo, donde hace un buen trabajo pero inferior a este que, junto con Los Fabulosos Baker Boys (Steve Kloves, 1989), constituye una de sus mejores actuaciones.
Y en cuanto a la escena final, en la cual se muestra que Selina sigue viva, es quizás la única concesión hecha por Burton al público, entre quienes los testeos previos al estreno mostraban que no caía bien que muriese. Solo esa escena implicó 250.000 dólares más en el presupuesto y al ser un agregado de último momento, ni siquiera tuvo a Pfeiffer protagonizándola, sino a una doble.
La explicación social del origen de los villanos no era, por lo menos hasta allí, moneda corriente en el aún limitado cine de superhéroes pero, además y en una visión muy cercana a la de Alan Moore en La Broma Asesina, casi no hay diferencia entre el héroe y ellos: un enfoque freudiano bien patente cuando, mientras Bruce y Selina bailan de gala en medio de una fiesta de disfraces, les llama la atención ser los únicos no disfrazados para preguntarse luego si no será que en realidad sí lo están… ¿Quiénes somos verdaderamente? ¿Lo que mostramos ante los demás o lo que emerge en las sombras? ¿Cuál es el disfraz?
Tanto el Pingüino como Catwoman son villanos que, por momentos, despiertan nuestra empatía y hasta adquieren ribetes de justicieros, como cuando ella, látigo en mano, salva a una muchacha de ser abusada en los callejones.
En cambio, el verdadero villano de esta historia es Max Schreck, el jefe de Selina magistralmente interpretado por Christopher Walken, personaje cuyo nombre es claro homenaje al actor del mismo nombre que encarnara al conde Drácula en Nosferatu: Una Sinfonía del Horror (F.W. Murnau, 1922). Y no es el único homenaje al expresionismo alemán, del cual Burton es ferviente cultor: la estética y ambientación en torno al Pingüino remiten evidentemente a El Gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1920).
El propio Burton llegó a decir que el rostro de Walken, pálido y cadavérico como pocas veces, le daba miedo. Y debe ser cierto, porque volvió a echar mano del actor en Sleepy Hollow (1999).
Un Cuento de Navidad
Volviendo a la estética y a sus detalles expresionistas, la fotografía está entre los puntos altos del filme y hace reconocible a Burton en cada cuadro sin perjuicio de sus influencias. La misma está a cargo de Stefan Czapsky (precisamente alemán por nacimiento), quien ya había trabajado nada menos que para Martin Scorsese y, ya para Burton, en Eduardo Manostijeras (lo volvería a hacer después en Ed Wood).
Con la magnífica utilización de las sombras y los encuadres, tanto él como el inmenso Philippe Rousselot en Big Fish, son quienes mejor han sabido captar el ojo del director que, en este caso, impregna al filme con una estética de siniestro relato navideño imposible de disociar de Pesadilla antes de Navidad (El Extraño Mundo de Jack para América Latina), en que Burton aparece como productor y no director, pero es un filme suyo por todo concepto.
La maravillosa música de Danny Elfman, acorde al tono, aporta lo suyo para completar el cuadro con delicadas notas de piano y campanas que producen un efecto estremecedor bajo apariencia infantil o naif. Párrafo aparte, porque casi nunca se menciona, para la canción Face to Face que, a cargo de Siouxsie and The Banshees, acompaña los créditos finales y en la cual Siouxsie Sioux (abuela de todos los darkies) entrega un registro muy felino y hasta inicia una estrofa con un ronroneo.
Para cerrar con respecto a la música, les dejo por si les interesa nuestro artículo con las mejores bandas sonoras del cine de superhéroes.
En Conclusión
Junto con El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008) y The Batman (Matt Reeves, 2022), Batman vuelve es, a mi modesto entender, una de las mejores entregas cinematográficas sobre el encapotado.
No es que no tenga nada para cuestionarle: me irrita un poco ver a Batman matar a alguien (como cuando le devuelve la bomba al payaso) o que falte un proceso de desarrollo de personaje desde que Cobblepot es abandonado hasta convertirse en encumbrado jefe del bajo mundo. Pero es tan rica en alegorías y simbolismos que hace dejar todo eso en segundo plano para disfrutar de una joya a la que Burton imprime su personalísimo sello y que es (siempre para mí) muy superior a su antecesora.
Le podrán objetar cierta ausencia de escenas de acción o lucha, pero los elementos que Burton busca poner de relieve tienen más que ver con la estética o con los buenos diálogos en el guion de Daniel Waters. Además, estábamos en otro tiempo: ¿a alguien se le puede ocurrir que fuera posible luchar o demostrar mucha destreza con trajes tan pesados como el de Keaton, tan ceñidos como el de Pfeiffer o maquillajes tan densos como el de DeVito?
Se suele objetar a Burton el reiterarse en algunos recursos visuales de sus filmes, pero pregunto: ¿puede existir estilo sin reiteración? ¿No son acaso conceptos que, por definición, van de la mano? Por algo, después de todo, la cultura cinematográfica ha acuñado el término “burtoniano“…
Se le achaca también empecinarse en hacer sus propias películas sin demasiada fidelidad al material de origen y ello vuelve a ameritar una pregunta: ¿es eso defecto o virtud? Supongo que la respuesta diferirá según el caso, pero Kubrick, mencionado al principio del artículo, ha demostrado que bien puede ser lo segundo.
En el caso de Burton, Batman Vuelve forma parte de un período intensamente creativo que se abre con Eduardo Manostijeras y (sacando el derrape de su versión de El Planeta de los Simios) se cierra con Big Fish, sin perjuicio de que después haya dirigido o producido algunas buenas películas, pero ya con su talento más intermitente.
¿Y por qué no estuvo para la tercera entrega? Pues porque a Warner no le complacía una estética tan oscura para acompañar la venta de juguetes o merchandising. Hasta McDonald’s, uno de los auspiciantes, llegó a cuestionar por desagradable el líquido negro que brotaba de la boca del Pingüino.
Se prefirió, entonces, para Batman Forever (aquí nuestro retro-análisis) la dirección de Joel Schumacher, quien dotaría al filme de una estética mucho más colorida y en algún punto cercana a la serie de los sesenta (aunque también a ciertas etapas del cómic). Y en esa película llegarían, de hecho, personajes que habían sido descartados para esta, como Robin o Dos Caras.
Batman Vuelve fue un éxito, pero no tanto como la primera y allí estaba otro de los motivos de disconformidad de Warner. Soy consciente de que no es una película que guste a todo el mundo, pero la defiendo a capa y espada (más lo primero que lo segundo tratándose de Batman) y me pareció justo que tuviera este retro-análisis a treinta años de su estreno.
Si lo desean, les invito a ver el listado de mi compañero Mario Losada ordenando, a su criterio, las películas de Batman de peor a mejor, así como el de Fernando Vilchez con las quince mejores películas de Batman en la historia del cine (incluyendo animadas).
Como diría mi compañero Juanma, un saludo desde la Batcueva (Baticueva para Latinoamérica). Gracias por leer; hasta la próxima y sean felices…
A mi la verdad no me gustó demasiado. Lo primero el pingüino de los cómics no es un ser deforme como un animal si no un hombre gordo y bajito. Me parece muy exagerado Danny devito e histriónico. ¿Que es esa frase que dice “viendo como vuelan sus zonas erógenas o algo así”? El origen de Catwoman es distinto, aunque Michelle Pfeiffer sea buena como Catwoman no me interesan nada sus motivaciones, hasta que llegó la película de Pitof claro. Y Christopher Walken empieza aquí creo a abandonar los papeles como los que le dieron talento y fama como en La Zona muerta o El Cazador. Lo que mas me gusta es el traje de Catwoman.
Hola Juan: gracias por comentar! Es como dije al principio: Burton se ama o se odia, jaja… El Pingüino ha pasado por distintas etapas en el cómic, algunas más caricaturizado, otras más realista. El origen siempre había quedado algo oscuro y solo sabíamos que de pequeño le habían discriminado por su aspecto. Tratándose de Burton, era esperable que apuntara precisamente a eso y, como dices tú, lo exagerara ya que, por lo general, sus personajes (Beetlejuice, Eduardo Manostijeras, Jack, El Sombrerero Loco) tienden a eso más que a un enfoque realista. Es parte de su estilo y, por supuesto, estará quien le guste y quien no.
Lo que creo que no se le puede negar es el haber explorado el origen psicológico y social del Pingüino aunque lo haya hecho, como dije en el artículo, pagando el precio de que no se conozca su historia intermedia. De hecho, fue a partir de Burton que DC se preocupó en buscárselo.
En el caso de Catwoman, soy consciente de que es un caso diferente porque de su origen sí teníamos varias explicaciones previas en el cómic, inclusive una bastante reciente: la de Frank Miller en Año Uno. Si me apuras, te diré que la película tampoco deja en claro cómo, por ejemplo, adquiere su habilidad con el látigo (vamos a suponer que la destreza acrobática es parte de la esencia felina que los gatos le transmitieron), pero lo que hizo Pfeiffer es tan excelente y, como dices, su traje tan genial (tremendamente artesanal, con costuras) que me hace dejar en segundo plano lo otro. Con respecto a la Catwoman de Halle Berry y de Pitof, casi diría que amerita reseña-basura más que retro-análisis…
Yo creo que cuando se adapta un cómic al cine es un camino igualmente válido mantenerse fiel a rajatabla a la historia original (como hicieron Rodríguez y Tarantino en Sin City) o buscar que el mismo diga algo nuevo a partir del lenguaje cinematográfico. En el primer caso, implica el esfuerzo de que la película rescate la estética propia del cómic o, de lo contrario, se vea cutre o involuntariamente cómica. El segundo camino, por su parte, tiene el gran problema de que si lo haces mal, puede ser imperdonable (Pitof) y, además, que debes tener algo nuevo para decir, ya sea desde lo estético o lo narrativo. Y en mi opinión personal (repito, mía) eso es algo que Burton logra y, de hecho, de los pocos que lo consiguen: no se le puede negar ser personal.
Pero bueno, como siempre, es cuestión de gustos y con pocas películas de Batman se da como con esta que las opiniones sean tan diametralmente opuestas. La explicación es simple: Burton, jaja…
Gracias por el valioso aporte, Juan. Buena semana!!
Perdón: algo que me quedó en el tintero (qué antigüedad, jaja). Las películas de Nolan tampoco son muy fieles al cómic. En el caso del Caballero Oscuro, pareciera que lo único que le gustó del cómic a Nolan fue el título porque no tiene demasiado que ver con la historia de Miller (no están el Robin femenino ni Superman, por ejemplo). Creo que de las tres películas de él, la que más se acerca al cómic es la tercera, particularmente a La Caída del Murciélago. Paradoja: aún siendo buena, es la menos buena de las tres. Y su Catwoman es totalmente insípida, a mi gusto. ¿Selina Kyle conflictuada y llena de dudas? ¿Desde cuándo?
Con todo lo que se lo ha vituperado, creo que quien más ha respetado los cómics es Zack Snyder en Batman vs. Superman, donde ha hecho una mezcla entre el Caballero Oscuro y La Muerte de Superman.
Un saludo nuevamente!!
Hola, Rodolfo! Esta fue la primera peli de Batman que vi en cine, ya que la anterior se me escapó y ya la vi en vídeo. Y sí, me gustó mucho. Coincido con la crítica. La mejor Catwoman hasta ahora y me gustó mucho el Pingüino. Yo soy de los que creo que hay que respetar la esencia del cómic en las adaptaciones y en caso contrario, mejorarlo o igualarlo al menos. Y eso es lo que ocurre aquí. Aunque los personajes difieren de las viñetas guardan mucho de su esencia y lo que es nuevo está muy bien hecho, como el origen de Pingüino. Se nota cuando algo está hecho con mimo y admiración. La imagen de la baba verde negruzca y cuando muerde la nariz se me quedaron grabadas. Por cierto, lo de que Catwoman maneje el látigo y tal, en su momento lo achaqué a su cambio de personalidad. Cuando cae de la ventana se rompió la vieja Selina y nacío una nueva. Y a fin de cuentas una persona viene definida por su personalidad, no por su físico. Eso y alguna licencia hicieron que no le diera importancia a esa conversión en Catwoman. El único personaje más soso es el de Walken, pero se compensa con los otros dos. Y el personaje de Batman va en la línea de la anterior película. Me has hecho recordar Face to Face, es que tenía hasta el vinilo con la banda sonora, jeje. Decir para terminar que aunque siempre he sido más de Marvel, las pelis de Burton hicieron que leyera los cómics de Miller, Moore y muchos otros y se convirtiera en uno de mis personajes favoritos. Gracias por el análisis, me ha traído buenos recuerdos. Saludos!
Hola Jama_Wan: gracias por comentar. Coincidimos en casi todo. En lo que no estoy de acuerdo es en que Walken sea soso: para mí construyó un gran personaje más allá de que tenga menos matices que los otros dos, lo cual también tiene cierta lógica, ya que al permitirnos la historia empatizar en algún punto con ellos, alguien debe recoger el guante de villano odioso. Y tiene momentos humorísticos gloriosos, como cuando se entera que Selina es Catwoman y le dice “estás despedida”.
En cuanto al personaje de Batman, es continuidad del anterior como dices, pero creo que más oscuro. En parte el hecho de que en esta película casi no haya sido tocado su pasado, sumado al poco diálogo que tiene, contribuyen a ello.
Gracias por el aporte! Un saludo y que estés bien!