A veces, convertirse en lo más visto de Netflix no es condición tangible de que la serie sea buena. Basta con que tenga un ligero toque de pasatiempo simplista para que suba como la espuma en la lista de lo más visto, aunque quizás, sea simplemente porque es la novedad en la plataforma. Asesinato para Principiantes, nueva adaptación emancipada de su libro, se queda lejos de de ser una buena serie sobre crímenes.
Lo primero que tiene que tener una buena historia policíaca, es que la intriga gire en torno a unos personajes magnéticos, tanto los que trabajan en el caso como los que rodean al misterio que investigan. Y en ese sentido, la serie Asesinato para Principiantes lo consigue a medias. Algunos personajes están desdibujados y otros simplemente son caricaturizados como una ráfaga impulsiva juvenil, en el que las motivaciones o se convierten en clichés o se hunden en una marea de actos absurdos.
La segunda es la tensión, una tensión latente que evolucione a medida que se desarrollen las pistas o aparezcan los culpables. Asesinato para Principiantes gana fuelle a medida que avanzan los capítulos para desinflarse en una parte final surrealista, que une los puntos del conflicto con una tensión que nunca supera la recomendación de apto para todos los públicos. Incluso en su clímax final que intenta inquietar al espectador, su resolución es un déjà vu de los inocentes finales de las novelas de los cinco (unos libros sobre unos jóvenes detectives).
Finalmente, una serie policíaca nos tiene que aportar emoción a través de una trama que enganche. Asesinato para Principiantes lo logra a duras penas, porque su resolución ligera hace que veas los episodios del tirón, resultando amena gracias a la candidez de los detalles de su investigación. Le beneficia su ritmo directo, que no abusa de las escenas melodramáticas para concentrar la trama en seis capítulos. Aunque tal vez, un mejor desarrollo, dando profundidad a la historia en varios capítulos más, y apostando por un tono más sombrío, le hubiera otorgado una complejidad eficaz que añadiría una capa descorazonadora a todos los ingredientes en su resultado final.
La serie está basada en las novelas de Holly Jackson, Asesinato para Principiantes. La adaptación para Netflix está a cargo de Poppy Cogan, siendo dirigida por Dolly Wells y con la producción de Moonage Pictures. Sus protagonistas principales son Emma Myers, Zain Iqbal, y Asha Banks.
Asesinato para Principiantes nos cuenta la desaparición de una joven y el posterior suicidio de su novio. Una tragedia que ocurrió cinco años atrás en una comunidad rural británica. Pip, una perspicaz estudiante, decide investigar el caso para su proyecto de grado porque cree que el verdadero culpable todavía anda suelto. A través de su investigación vamos conociendo algunos traumas comunitarios, tejidos en una red de mentiras cimentados por los secretos oscuros de sus habitantes. Una joven y curiosa aspirante a detective, se embarca en una aventura que va poner a prueba su valor ante la honda emoción que genera el peligro.
Asesinato para Principiantes acaba siendo una correcta serie juvenil de misterio que puede alejar a los espectadores adultos. Se disfruta por ser un liviano entretenimiento detectivesco con el que adornar las tribulaciones adolescentes. Temas como las drogas, los exámenes, los amores…etc. Son tratados de una manera tenue como si fueran adornos desapegados de la realidad, como los pasos etéreos, que deambulan sin rumbo por la ciudad, de la fantasma asesinada.
La serie se aprovecha de la ingenuidad que tan bien desprende su actriz protagonista, Emma Myers, que logra acertar en su caracterización de la inocencia juvenil representada por la impulsividad en la toma de decisiones. Aunque esa impulsividad no termina de estar bien desarrollada por su guion, que parece buscar la insensatez infantil más que la maduración adolescente. Este ímpetu termina por deshacerse en dosis de frivolidad que hace que la protagonista tome decisiones que no tienen sentido, más allá de justificar los agujeros del guion. El resto de los personajes se quiebran al tratar de ser complejos, resultando sus motivaciones unidimensionales y predecibles.
A la serie Asesinato para Principiantes le sobran escenas que no aportan nada a la trama, ni al misterio del asesinato, ni a la vida de los protagonistas. Algunos diálogos rozan el sonrojo provocando la desconexión del espectador, porque lo que se busca es que la serie avance ágilmente para cubrir sus carencias. Esta circunstancia acaba obligando a la protagonista a tomar riesgos que no se entienden.
Lo más destacable de Asesinato para Principiantes son los paisajes, que ofrecen escenas inquietantes con un bosque tenebroso, y los escenarios, con unas calles de ladrillos estrechos, repletos de casas grandes capaces de oprimir los gritos de auxilio de una comunidad que tiene mucho que ocultar.
Hay alguna conclusión un poco inverosímil en Asesinato para Principiantes. Por ejemplo, una de esas conclusiones se intenta resolver con una breve escena en la cárcel, en la que un personaje habla sobre la semilla del mal que todos tenemos dentro. Una resolución algo pobre, que debilita la credibilidad del personaje para explicar la motivación sobre sus actos. Una simplicidad descarada que dificulta la inmersión en la historia, porque no logra convencer con su argumento forzado y carente de lógica, que arrastra inexcusablemente hacia lo insólito a la trama.
Y lo digo, porque es un poco ilógico que una adolescente se meta en la casa abandonada de un asesino sola (que además sospecha que es un secuestrador), y que casualmente, para más inri, la policía aparece justo en el momento exacto en que ella es encerrada. Estos pequeños desajustes de la trama en Asesinato para Principiantes acaban por sacarte fuera de la ficción, porque como ya decía Aristóteles: “La verdadera esencia de una buena historia es la verosimilitud de lo que estas narrando”.
En definitiva, Asesinato para Principiantes se beneficia de una buena protagonista, capaz de agradar a la cámara y crear una sensible química con algunos de los personajes secundarios. La serie logra la medida justa de simpatía gracias a un humor cándido, con leves pinceladas de problemática adolescente que eluden la gravedad del drama. Con unos acertados giros que van descubriendo secretos que logran engancharte. Una bonita, ligera e inmaculada aventura para toda la familia sobre una improvisada detective estudiante.
