Es verano de deportes, se han celebrado las olimpiadas de París que son la máxima expresión de lo que denominamos competición. Esfuerzo, lucha, sacrificio y cuerpos esculpidos en el sudor de la voluntad, de unos elegidos que buscan conseguir el ansiado metal que los lleve a la gloria. Para el resto de los mortales, una buena sesión de cine con películas deportivas nos puede llevar a un verano intenso, sintiendo con las imágenes la misma emoción que si ganáramos el oro.
Una de las relaciones más fascinantes entre el cine y el deporte es su capacidad de sintetizar las emociones humanas en pequeños instantes con los que podemos alcanzar el prestigio o la decepción. La analogía entre cine y deporte se expone en el intervalo que media entre esas dos facetas y lo maravilloso de las películas es que pueden hacerlo desde dos vertientes: por un lado, la vaporosa mirada artística y estética, mientras que por otro, nos presentan la corpórea competitividad y el sacrificio al que está dispuesto a someterse el hombre para conseguir resultados.
No podemos olvidarnos del aspecto lúdico del deporte, y por supuesto, los instantes épicos que inundan de hazañas heroicas las láminas del celuloide, siendo justo reconocer que esos momentos lucen muy bien en la pantalla. Son pequeños destellos de una magia capaz de conmover y cautivar a millones de personas en todo el mundo.
Por eso, vamos a hacer un pequeño repaso a diferentes películas con las que disfrutar de un verano de cine y deporte. No es un listado que intente catalogar las mejores películas, sino que solo se trata de disfrutar con la emoción que ofrece el deporte en el cine.
- Un domingo cualquiera (Any Given Sunday)
Si hay una película que condense emoción, es sin duda, este adrenalínico film sobre el fútbol americano. Una oda a la brutalidad desmedida que subyace entre los pliegues de un estadio deportivo. Repleta de líneas de diálogos épicos capaces de conquistar los corazones del aficionado mientras navega por el turbio mundo del fútbol, que está rodeado por una marea mohosa que corrompe las virtudes que giran alrededor de este juego.
Oliver Stone rueda los partidos casi como si estuviera describiendo algunos de esos instantes infernales que vivió en Vietnam. Hay sangre, dolor, sudor, rabia…Los jugadores pisan la hierba como si estuvieran compitiendo como gladiadores en estadios más modernos que el coliseo. Todo al ritmo de las pulsaciones de las voces de los aficionados, que gritan por la victoria de su equipo sin importar las consecuencias. Y es que una vez entras en el campo sólo importa una palabra: ¡Victoria!
Un domingo cualquiera es una de las mayores epopeyas sobre el deporte jamás realizada. Una película ruidosa, húmeda, insolente, que nos muestra la crudeza del deporte profesional desde todos los ángulos muertos que rodean el fútbol americano. Con un Al Pacino en estado de gracia demostrando que es el mejor actor que grita en pantalla. Un grito desgarrado y alentador que conmociona a los espectadores, mientras divisan a lo lejos cómo su equipo se encamina a realizar, una tarde de domingo más, su hazaña en el campo.
- Evasión o victoria
La película más entrañable y divertida sobre deportes de los años 80. Un film que debe su fama sobre todo a que la ponían constantemente en la televisión los sábados por la tarde. Gracias a Rocky, sabemos que Stallone era ágil con las manos pero, ¿alguien lo tenía por un portero extraordinario?
Una película que mezcla la guerra y el fútbol con un tono algo almibarado, pero que funciona como entretenimiento, consiguiendo incluso llegar a emocionarnos con esa chilena para la eternidad que dibuja, sobre el cielo alemán, el grandísimo Pelé. Con un reparto atractivo donde sobresale un carismático Michael Caine como líder de los aliados. Ofrece una puesta en escena interesante, con imágenes deportivas que logran trasladar la tensión y la emoción del verdadero conflicto, la fuga.
Aunque tiene un final que puede ser discutible, para mí es perfecto en consonancia con el tono de la película, su mensaje es la mejor definición del espíritu de la deportividad. Y si lo desean, por cierto, pueden leer aquí nuestro retro-análisis del filme.
- Million Dollar Baby
El boxeo es un deporte que ha originado grandes películas como Toro Salvaje, Rocky, Ali, Cinderella Man…etc. De hecho y por si les interesa, tenemos en nuestra web un listado de las veinte mejores. Pero he elegido esta, porque es la que más me ha impresionado por su metáfora tan cruel sobre la vida a través del deporte. Un KO a todos los niveles que te deja helado al comprobar que no siempre se gana aunque te esfuerces. Una obra maestra que es más un cuento dramático sin final feliz, que utiliza el boxeo como arma para noquear al espectador y mandarlo, sin rendición, a la lona.
Protagonizada y dirigida por Clint Eastwood, que de manera sutil logra plasmar cómo las ilusiones pueden acabar en drama. Con su cámara nos guía a través de las conexiones que se establecen entre las personas y nos enseña que, pase lo que pase ante la tragedia, son estos vínculos los que marcan la diferencia en la forma en que vemos el mundo.
Sin duda, una de las grandes películas de su género, capaz de ofrecer un retrato realista de la otra cara del deporte, esa en la que los sentimientos derrotan al espectador cuando descubre que las dificultades pueden encontrarse al final de la búsqueda del éxito. Sin embargo, aún hay esperanza mientras exista el amor incondicional, ese que florece entre las relaciones humanas y que nos hace enfrentarnos a las adversidades a pesar de la tragedia.
Todas estas ideas se resumen en un simple y pequeño gesto con una esponja, casi al final de la película, que demuestra la genialidad de Clint Eastwood como director. Con un gran reparto, que tiene a una Hilary Swank en estado de gracia y a un Morgan Freeman que se luce como contrapunto objetivo y prudente. Pero el verdadero protagonista es el cuadrilátero, que evoca escenas dolorosas capaces de impactar en el espectador y noquearlo sin sentimentalismos, sino más bien desde una crudeza áspera, sincera y desgarradora. Una obra maestra.
- Warrior
Una película que injustamente pasó desapercibida en su momento y que poco a poco ha ido cogiendo su sitio entre las mejores deportivas que se han hecho nunca. Un film que se apoya en el deporte para mostrarnos los conflictos efervescentes que hierven en el interior de los hogares, mientras hacen estallar la visión modélica de la familia americana.
En esta película deportiva no importa el ganador porque lo importante es descubrir cómo el camino que elegimos nos va marcando en nuestras decisiones y forma de actuar. El film utiliza el deporte como una metáfora inteligente, en la que los protagonistas trasladan esas marcas de la vida a su estilo de lucha. Con un rudo Tom Hardy, un sobrio Joel Edgerton y un Nick Nolte soberbio recuperado para el cine.
Una película austera, que demuestra que las buenas imágenes superan a los diálogos vacíos, sin explicaciones innecesarias, apoyándose en las contenidas interpretaciones de sus personajes. Es esa relación entre deporte, redención y fraternidad lo que capta la esencia del film, que no es más que el vínculo especial e inquebrantable entre dos hermanos y su manera de enfrentarse a los problemas de la vida. Por supuesto, las peleas de artes marciales mixtas con su su tono de tragedia griega, emocionante y violenta, te tendrán enganchado esperando la compleja batalla final de personalidades.
- Campeones
Una película española entrañable, divertida y elegante que muestra los verdaderos valores que puede ofrecer el deporte. El cine puede convertirse en una llamada para la reivindicación de las relaciones humanas, en este caso poniendo voz a un guion inclusivo que apuesta por la sonrisa como mecanismo para transmitir un mensaje integrador y positivo, con el que se demuestra que todas las personas tienen cabida en la sociedad.
Una película (podéis leer la reseña aquí), que brilla en la forma de mostrar la vida de las personas con discapacidad intelectual sin recurrir al sentimentalismo. Sin la necesidad de acogerse a los insultos o a la violencia, sino apoyándose en la comedia cotidiana que ofrece la vida diaria y sus circunstancias, que se reflejan a través de sus acertados e hilarantes gags.
Gracias a la gran interpretación de su elenco protagonista, sucede la magia curiosa del cine, aquella capaz de sensibilizarte para comprender mejor el mundo que te rodea y acercarte a aquello que desconoces. Esa extraña sensación, en la que los sentimientos reciclan la mirada con la que ves a los colectivos que tratamos como vulnerables y que, sin embargo, siempre nos ofrecen lecciones de superación dignas de admiración.
- El color del dinero
Si ha habido alguna película en la que el carisma reventara la pantalla, sería este film en el que participan Paul Newman y Tom Cruise. Una combinación que te entretiene y te fascina por cada uno de los gestos, miradas y silencios que ofrecen los dos actores durante toda la película. Dos bribones magnéticos que se dedican al peligroso mundo del billar y sus estafas.
Martin Scorsese, con su talento habitual, rueda las partidas de billar como enérgicas escenas de acción, con las que logra seducirte mediante secuencias catárticas en los sucios salones de billar. Newman y Cruise se embarcan en un enfrentamiento entre la experiencia serena que te dan los años y la impetuosa osadía de la juventud. Ambos temerarios, unidos por una vanidad que acaba por despedazar sus oportunidades de ganar, porque la vida no ofrece el tiro de bola perfecto. Convirtiéndose en perdedores, con una encantadora sonrisa, eso sí, incapaces de superar las expectativas de ser más que bulliciosos estafadores.
Dos leones enfrentados en una mesa de billar donde la vulnerabilidad no existe y solo la caza genera la supervivencia en medio de la fauna salvaje que se genera alrededor del dinero. Una película que basa su entretenimiento en el enfrentamiento electrizante entre dos actores de leyenda.
- El entrenador Carter
Películas de baloncesto hay bastantes y buenas, como Hoosiers (aquí podéis leer la retro-reseña), pero Coach Carter es un drama enérgico y fascinante que ofrece un punto de vista diferente de lo que el deporte nos puede ofrecer para crecer como personas. Con una trama que deambula entre el esfuerzo y la superación, que busca la motivación como fuente de inspiración para afrontar las adversidades. Con escenas de baloncesto dinámicas, apasionantes y una actuación magistral del gran Samuel L. Jackson.
El film nos enseña la importancia del trabajo en equipo, el compañerismo y, lo más importante, que el respeto hacia el trabajo que haces es parte importante del éxito. La responsabilidad es parte indivisible del esfuerzo y la perseverancia. Por eso, la disciplina es trascendental para alcanzar cualquier meta que te propongas, sin olvidar que la inteligencia es la capacidad para superarnos y convertirnos en aquello que queremos ser. Igual que el balón es capaz de encestarse en el último segundo del partido, nunca debes rendirte con tus sueños hasta el último segundo del juego de la vida.
- Titanes. Hicieron historia
Si hay una película que destila pasión en cada gramo de celuloide, es esta emocionante historia, con la que se demuestra que las personas podemos acercar posturas a través del deporte. Bueno, eso y que está protagonizada por un magnífico actor como Denzel Washington (como curiosidad sale un joven Ryan Gosling en uno de sus primeros papeles, quien venía del modesto éxito de la serie El joven Hércules)
Una película fabulosa en la que un entrenador negro demuestra su capacidad para entrenar a un equipo de fútbol americano, todo bajo el contexto del racismo imperante en la década de los setenta, justo cuando los muros del hombre blanco empezaban a derrumbarse, para apostar por la integración racial y el derecho de las personas Afroamericanas.
Es verdad que es una película que apuesta por los diálogos enfáticos y las escenas melodramáticas, que se mezclan con explosivas reacciones viscerales de los personajes, con las que se busca constantemente la intención de emocionar al espectador, pero están tan bien hechas que lo consigue. Porque ante todo, nos encontramos una historia de deporte bien contada, con subtexto sobre el racismo, que sabe entrelazar los sentimientos con el entretenimiento a través del calor de la competición.
Una historia que nos habla de la amistad, de la lucha y del sacrificio. Que nos cuenta que el deporte puede ser un bastión importante para preservar la inocencia frente a los prejuicios y romper las cadenas de la discriminación. Narrando como unos jóvenes logran superar las dificultades y presiones que generan los estereotipos sociales. Un equipo que es capaz de alcanzar el éxito, a pesar de sus diferentes colores de piel, para traspasar los limites de la leyenda y convertirse en un ejemplo para toda una nación.
Lo mejor de la película es un impecable Denzel Washington, con sus gestos de hombre duro pero justo, su mirada desafiante ante la discriminación y el menosprecio, y su voz retadora, que resuena a ras de hierba como una oda épica que lleva a su equipo a la victoria. Todo esto, junto a las adictivas escenas deportivas, hacen que Titanes sea un espectáculo enérgico e intenso.
Hasta aquí este listado de películas deportivas con las que disfrutar del cine en este verano de olimpiadas.